Como bien sabemos, nuestra grave crisis se ha internacionalizado profundamente, situación que nos inserta en el marco de los conflictos geopolíticos mundiales, lo que incide, tanto en el curso de nuestros acontecimientos, como en la construcción de las posibles soluciones. Con todas sus consecuencias, el caso venezolano se presenta como una ficha en el tablero de las grandes potencias, una realidad que nuestra oposición democrática debería atender con especial atención, a los fines de propiciar una coordinación eficiente de la diversidad de actores, agendas y estrategias.

En este contexto podríamos interpretar que, la dura posición de Rusia y, en alguna medida de China, en respaldo al proceso bolivariano, forma parte del juego de las potencias en el tablero global frente a Donald Trump. En el caso de China, que ha mantenido posiciones más prudentes, concentrando la relación en el marco económico comercial, se podría esperar que, de culminar satisfactoriamente las negociaciones económicas actualmente en curso con los Estados Unidos, su posición frente al caso venezolano podría flexibilizarse y facilitar el escenario de la negociación.

Rusia, por el contrario, mantiene una posición más agresiva, con mayor participación del tema militar, tanto en la venta de armamentos, como en la presencia de asesores militares en territorio venezolano. Tal postura, que no tiene una clara fundamentación racional, dados los serios problemas económicos que enfrenta Rusia, la distancia geográfica, la baja importancia del tema venezolano en su compleja agenda de política exterior; se podría justificar en la búsqueda de un mayor liderazgo a escala global y su tradicional enfrentamiento con los Estados Unidos.

El tema venezolano está ocupando creciente atención en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, como se puede apreciar del número de reuniones que se han efectuado al más alto nivel, al respecto, cabe destacar: la reunión de Elliot Abrams con el Sr. Sergei Ryabkov Vicecanciller ruso, en Roma el 19 de marzo. Luego, los Cancilleres de ambos países Mike Pompeo de Estados Unidos y Serguéi Lavrov de Rusia también han discutido el tema, tanto en el marco de las Naciones Unidas, como en dos reuniones especiales, la primera efectuada en el marco de la reunión del Consejo Ártico en Finlandia el 06 de mayo y, la segunda, en la visita oficial de Pompeo a Rusia el 14 de mayo.

Una clara señal sobre el carácter geopolítico global de nuestra situación se puede apreciar, al constar la presencia del tema venezolano en la agenda de la reciente reunión de los Presidentes Xi Jinping de China y Vladimir Putin de Rusia, en Moscú (05/06/2019), en el marco de la reunión del Foro Económico Internacional y la Cooperación Asia Pacífico. La compleja agenda de la reunión contemplaba temas como: Irán, Siria, Corea del Norte; pero también la situación venezolana.

Otro elemento que ilustra la dimensión geopolítica del caso venezolano tiene que ver con el reciente choque de opiniones entre Estados Unidos y Rusia, sobre el retiro de personal de la corporación rusa Rostec del territorio venezolano, difundido por twitter por el Presidente Trump, también el Wall Street Journal circuló la información, que ha sido negada por el gobierno ruso

Adicionalmente, debemos recordar que la Unión Europea asigna tal importancia a la situación venezolana que ha creado un grupo especial, el Grupo Internacional de Contacto (GIC), formulado inicialmente para 90 días de duración, pero recientemente se ha extendido sin fecha definida. Otro actor importante en este escenario es el Estado del Vaticano y las diversas visitas de algunos de los involucrados a las oficinas del Secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, lo confirman.

El papel que está jugando las Naciones Unidas, en particular el Consejo de Seguridad, es otra manifestación de la relevancia internacional de la crisis venezolana. En efecto, el tema fue inicialmente abordado de manera informal, mediante la llamada “formula Arria”, según la cual el Consejo invita a diversas representaciones del país afectado para conocer más de cerca el problema, pero en no se toman decisiones. Luego, en el presente año se registran nuevas reuniones formales: el 26 de enero y el 28 de febrero, en la que circularon dos proyectos de resolución, uno presentado por Estados Unidos, que recibió el veto de Rusia y China y, otro presentado por Rusia, que fue vetado por los Estados Unidos.

Como se puede apreciar la diversidad de actores e intereses puede complicar la situación venezolana. Ya el Secretario General de la OEA, Luis Almagro alertó: “en el caso de Venezuela existen demasiadas agendas”; de allí la urgente necesidad de lograr la mayor coordinación posible.

Conviene construir una hoja de ruta que aborde estrategias y actores y mantener su seguimiento, este es otro gran reto para nuestra oposición democrática. Necesitamos una oposición coordinada y que coordine las estrategias internacionales.

 

 

 

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