La insidiosa discriminación hacia los romaníes: La vergüenza de Europa

Hace dos semanas, una mujer romaní de 29 años fue atacada físicamente a plena luz del día en Kosovo, luego de que se difundiera una acusación falsa de que la víctima había estado secuestrando niños. Actualmente, las redes sociales proporcionan una plataforma que permite la transmisión de discursos de odio y la divulgación de  información engañosa, lo que a menudo ha precipitado la violencia contra romaníes inocentes. A grandes rasgos, el odio y la desaprobación hacia el pueblo romaní por parte de los Balcanes y  la población europea en general, se encuentra incrustado en su psique y orientación cultural; lo que explica en gran medida, porque se dan hechos como que una mujer romaní haya sido fuertemente golpeada en las calles de la ciudad mientras una multitud observaba con absoluta indiferencia. Es a partir de sucesos como estos, que uno se pregunta por qué los gobiernos europeos no están tomando todas las medidas necesarias para detener este tipo de comportamiento atroz, especialmente en países que aspiran a unirse a la Unión Europea (UE).

De acuerdo a la Comisión Europea, existen entre 10 y 12 millones de romaníes viviendo en Europa, de los cuales un millón vive en los países de los Balcanes Occidentales. Esta población constituye la minoría étnica más grande de Europa, por lo general, viven en su mayoría bajo la pobreza y frecuentemente suelen ser víctimas de violencia, prejuicios, exclusión social, abuso infantil y esclavitud sexual. Sólo en 2018, se reportó que cientos de niños romaníes habían sido traficados en los Países Bajos como esclavos sexuales. A pesar de que los países de la UE han prohibido la discriminación contra la comunidad romaní, todavía persisten grandes obstáculos en el acceso a la  educación, la atención médica e incluso, en las oportunidades de empleo.

Como reacción al ataque contra la mujer romaní, la embajadora de Kosovo en DC, Vlora Citaku, compartió una anécdota personal que describe cómo la sociedad de Kosovo ha discriminado a los romaníes durante décadas. Ella escribió: “Nurije y Fitimi asistían a la misma clase.  Ellos siempre se sentaban en la parte de atrás del aula, aunque la maestra les pedía que se sentaran con nosotros. No obstante, nosotros nos burlábamos de ellos, no los tocábamos, ni jugábamos, ni les hablábamos. Un día, cuando Nurije se enfermó y dejó de asistir a la escuela durante semanas… nuestra maestra trató de hacernos jugar con Fitimi y amenazó con  castigarnos si lo lastimábamos o nos burlábamos de él. Pronto, ellos dejaron de ir a la escuela porque nos volvimos intolerables… y todo es culpa nuestra”.

Ante estos hechos, los representantes de la Coalición por la Igualdad de los Derechos para Todos (ERAC por sus silgas en inglés) en Kosovo, condenaron enérgicamente el ataque y la información errónea que lo condujo, por lo que le rogaron a la comunidad que no alentara estos actos de violencia.

Un informe del Banco Mundial titulado “Rompiendo el ciclo de exclusión de los romaníes en los Balcanes Occidentales”, el cual fue publicado en marzo de 2019, explica cómo los romaníes enfrentan múltiples obstáculos y limitaciones para acumular capital, lo que les impide participar en el mercado laboral en igualdad de condiciones y obtener  así, beneficios económicos.  Pues como estableció el informe: “La insuficiencia de los Stocks y la acumulación de capital humano, físico, financiero y social han impedido que las familias romaníes puedan generar ingresos a lo largo de su ciclo de vida”.

Muchos romaníes viven en comunidades aisladas y, a menudo, estas personas no tienen la posibilidad de acceder a los servicios sociales y a los programas disponibles. El analfabetismo, la falta de acceso a la información, la falta de confianza en las autoridades locales e incluso la imposibilidad de atender sus necesidades (siendo el caso más afectado el cuidado infantil) son las principales limitantes que enfrenta esta población.

Lamentablemente, no es solo en los países balcánicos donde las comunidades romaníes se enfrentan a la discriminación y la violencia. En muchos Estados de la UE, incluyendo Hungría, Italia y el Reino Unido, los romaníes son confinados a zonas segregadas, en las cuales se les niega el derecho a la educación básica, se les limitan las oportunidades de trabajo y habitualmente  sufren agresiones en las calles y campamentos, donde a menudo los atacantes participan con complicidad policial.

Violentamente, los atacantes han perseguido y asaltado a familias enteras,  han quemado sus hogares y casi  han destruido comunidades enteras distribuidas en distintos asentamientos  a lo largo de Europa. La violencia contra los romaníes ha sido gravemente denunciada,  sin embargo, los miembros de esta comunidad a menudo son percibidos como chivos expiatorios de las enfermedades sociales más diversas, con frecuencia son señalados como forasteros indeseables que huyen de su propio país.

La comunidad gitana fue perseguida por el régimen nazi, ya que, como ellos sostenían, eran percibidos como una amenaza a la “Raza superior Aria”. Himmler declaró que los romaníes  debían ser ubicados “al mismo nivel que los judíos en los campos de concentración”. Setenta y cuatro años después de la caída del nazismo, la situación de los gitanos en Europa no ha mejorado mucho. Si bien los romaníes ya no son víctimas de genocidio, aún enfrentan altos niveles de discriminación, abuso y violencia.

En Hungría en el año 2009, un hombre romaní y su hijo de 5 años fueron asesinados por disparos mientras huían de su casa, la cual había sido incendiada por atacantes. En marzo de 2019 en París, fueron perpetrados una serie de ataques hacia vigilantes debido a la emisión  de informes falsos  que los acusaban de varios intentos de secuestro. Por otra parte, el verano pasado  ocurrió un ataque violento en un campamento de romaníes en las afueras de la ciudad de Lviv, en Ucrania, dejando un muerto y otros cuatro heridos, entre ellos un niño y una mujer embarazada.

La situación no está mejorando aunque durante muchos años la UE ha estado reuniendo esfuerzos para prevenir la discriminación hacia los romaníes. En 2011, la Comisión Europea elaboró ​​un Marco sobre estrategias nacionales para alcanzar la integración de los romaníes, evaluando de esta manera, la estrategia de cada país y las medidas necesarias para lograr una adecuada política de integración. Desde 2013, el Consejo Europeo adoptó una recomendación sobre medidas efectivas de integración de los romaníes en los estados miembros, lo que constituyó un primer instrumento legal a nivel de la UE para la inclusión de los romaníes.

Xhemal Ahmeti, el periodista e historiador originario de Macedonia, señalo que, de acuerdo a los últimos informes publicados por distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos, los romaníes son la comunidad más afectada en Rumania y en algunos países balcánicos, como Serbia y Macedonia.  Por otra parte, dice Ahmeti: “Su causa también es utilizada por los políticos, especialmente durante las campañas electorales. Cuando los políticos necesitan incrementar sus votos, maniobran a la comunidad romaní con algunos recursos financieros para obtener su apoyo electoral”.

Dadas las sistemáticas violaciones hacia los derechos humanos del pueblo romaní, los funcionarios de mayor nivel en la UE tienen el deber de priorizar la terrible situación que padece estas personas, puesto que se trata de una violación a sus derechos básicos, principios que supuestamente la UE debería defender. La sociedad civil, los medios de comunicación y las ONG deben movilizarse para realizar campañas contra la discriminación de los romaníes, se necesita crear conciencia sobre las prácticas discriminatorias y los daños que estas causan a la sociedad.

El problema de la comunidad romaní y su posible tratamiento deben ser seriamente abordados por la Comisión Europea, y especialmente por los posibles países candidatos a los Balcanes que desean unirse a la UE. La Unión Europea debe dejar claro a estos países que deben tomar medidas inmediatas para combatir la discriminación hacia los romaníes en todos los aspectos de la vida, en particular en los sectores de la educación, la asistencia sanitaria y los entornos laborales. De lo contrario, estos países correrían el riesgo de retrasar el proceso de adhesión,  e incluso la posibilidad de unirse a la UE por completo.

Según el último informe publicado por el Banco Mundial en marzo de 2019, “la inclusión de los romaníes no es solo un imperativo moral… también es particularmente importante en las sociedades con tendencia hacia el envejecimiento, ya que, incluir a los romaníes dentro de la fuerza laboral puede ayudar a contrarrestar los efectos negativos de las reducidas poblaciones en edad de trabajar.” Los romaníes constituyen una población joven que puede incrementar la fuerza laboral de los países europeos, por lo que puede convertirse en un dividendo demográfico a través de una adecuada inversión en educación y servicios básicos.

La discriminación basada en la raza, género o creencia religiosa tristemente está arraigada dentro de nuestra esencia como seres humanos. Distinguirnos del “otro”, en base a nuestras creencias, nuestra superioridad intelectual o exclusividad, nos da un falso sentido de empoderamiento del cual disfrutamos practicar, incluso, y cuidado sino especialmente, al infligir dolor y sufrimiento al otro de manera insoportable.

Si bien no podemos cambiar la naturaleza humana, podemos cambiar nuestro comportamiento y ser más tolerantes y promover la integración de los romaníes en todos los ámbitos de la vida. Debemos hacerlo no solo por el bien de la paz y la  estabilidad social, sino también por el progreso y la productividad que se puede alcanzar cuando la igualdad y la justicia prevalecen.

@AlonBenMeir

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