Estamos viviendo un momento decisivo en la historia: llegó la hora de dar pasos concretos hacia un cambio de modelo económico y de paradigma para lograr un desarrollo que incluya a todas y todos y que regenere el medio natural.

En las últimas décadas, el sistema con el producimos y consumimos nos ha llevado a sobrepasar varios de los límites de los ecosistemas. Hemos vivido por encima de las posibilidades que puede soportar el planeta, generando además desigualdad para gran parte de la población del mundo.

Esto ha tenido consecuencias tan palpables como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, lo que ha aumentado nuestra vulnerabilidad al tener efectos directos en nuestros recursos básicos y en nuestra salud.

La comunidad iberoamericana es clave a nivel mundial para lograr un desarrollo sostenible y ser ejemplo de sostenibilidad

La situación de Iberoamérica

El Informe sobre Cambio Climático y Desarrollo Sostenible , que fue presentado en la última Cumbre Iberoamericana en La Antigua (Guatemala) y es el primer resultado del recién creado Observatorio de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático de la Rábida (Huelva), arroja cifras claras sobre la situación de la región.

Según este informe, el 47% de las emisiones de CO2 proceden de la agricultura y del cambio en el uso del suelo y de los bosques. Este dato nos hace replantearnos, entre otras cuestiones, las transformaciones que debemos promover en nuestro modelo alimentario para disminuir el desperdicio de comida y reducir el consumo de proteína animal.

Por otra parte, el 36% de las emisiones en Iberoamérica provienen del transporte, prácticamente casi todo de la circulación por carretera, lo que nos invita a innovar con urgencia para lograr una mayor sostenibilidad en el sector.

Varios países iberoamericanos como Costa Rica, Portugal y Uruguay son líderes mundiales en energías renovables y a la vez son claros ejemplos de las oportunidades de inversión y empleo que ofrece la transición energética.

Del mismo modo, una adecuada economía circular podría mejorar significativamente la gestión de los residuos, que son responsables del 7,4% de las emisiones de CO2 en Iberoamérica.

Actualmente, menos de la mitad de la basura de todo tipo se maneja de un modo adecuado en nuestra región, por lo que un cambio en este sector hacia un modelo más circular en el que se incentive la baja generación de residuos podría crear oportunidades de empleo.

Hacia un mundo más sostenible

El informe también destaca la importancia de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para afianzar un cambio de paradigma hacia un desarrollo más sostenible en la comunidad iberoamericana.

Más allá de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la importancia de esta agenda reside en su propuesta de trabajo coordinado e integrado entre diferentes actores y sectores, con un horizonte temporal y un lenguaje común para todo tipo de instituciones, niveles de gobierno y partidos políticos.

En este contexto, se reitera el papel fundamental que tienen los ecosistemas marinos y terrestres, así como la lucha contra el cambio climático, para sostener un modelo social y económico que necesita en todo momento de la naturaleza para desarrollarse de manera justa y sostenible.

El Observatorio La Rábida de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático para Iberoamérica trabaja activamente en generar las alianzas necesarias entre actores y sectores para aplicar la Agenda 2030 en Iberoamérica.

Tal y como refleja el informe presentado en la Cumbre de La Antigua, la comunidad iberoamericana es clave a nivel mundial para lograr un desarrollo sostenible y ser ejemplo de sostenibilidad.

Y ello no solo por la riqueza de su naturaleza, sino también por el potencial humano y de innovación de su sociedad, capaz de liderar esa transformación en el mundo.

 

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