Si, como parece, el Presidente Trump anuncia el 12 de mayo o antes de esa fecha que EEUU se retirará del acuerdo nuclear de Irán, formalmente conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (por sus siglas en inglés, JCPOA), comenzaremos por un camino que conducirá a un aumento regional de tensiones, una mayor difusión de armas nucleares y, en un futuro no muy lejano, al estallido de otra guerra en Medio Oriente.
Todo lo que se interpone en este escenario aterrador es la posibilidad de que los tres signatarios europeos del JCPOA –Reino Unido, Francia y Alemania, o el hasta ahora llamado “UE-3″– desarrollen un plan de último minuto para mitigar algunas de las objeciones de Trump al acuerdo, y que los iraníes permanezcan dentro del acuerdo a pesar de la amenaza o la real reimposición de las sanciones de EEUU.
Tal como está ahora, el acuerdo con Irán es uno de los esfuerzos más exitosos del Mundo para frenar la expansión de las armas nucleares. Aunque los iraníes nunca admitieron que estaban buscando un arsenal nuclear, su desarrollo de una infraestructura masiva para producir uranio enriquecido y otros materiales que podrían usarse para bombas, sugiere un impulso secreto para hacerlo, o al menos para adquirir una capacidad nuclear. Para subvertir este esfuerzo, Washington y sus socios persiguieron una doble estrategia, imponiendo duras sanciones económicas incluso cuando invitaron a Irán a participar en conversaciones de desnuclearización. Esto resultó, en julio de 2015, en la adopción del JCPOA por parte de Irán, China, Rusia, EEUU, y la Unión Europea a través del UE-3.
Según el acuerdo, Irán acordó frenar significativamente su capacidad de enriquecimiento nuclear, reducir sustancialmente su arsenal de uranio y desactivar un reactor en Arak que podría haber sido utilizado para producir plutonio apto para armas. Algunas de estas limitaciones (como el freno del enriquecimiento de uranio) expiran en 10 o más años, mientras que otras (como el desmantelamiento del reactor de Arak) son permanentes; todas están sujetas a un monitoreo altamente intrusivo por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). A cambio, se prometió a Irán levantar todas las sanciones relacionadas con la energía nuclear (aunque no las impuestas por otros motivos, como los abusos contra los derechos humanos).
Según todos los informes, incluidos los del OIEA y el Departamento de Estado, Irán está cumpliendo plenamente con el acuerdo. “El acuerdo está funcionando”, dijo Federica Mogherini, Alta Representante para la Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, en enero. “Está cumpliendo su objetivo principal, lo que significa mantener el programa nuclear iraní bajo control y bajo estrecha vigilancia”.
Ignorando estos hechos,Trump insiste en que el JCPOA es “desastrosamente defectuoso” y debe ser “reparado”. Entre otras cosas, afirma que no logra frenar las ambiciones de misiles balísticos de Irán o sus actividades disruptivas (como en Siria y Yemen) en todo el Medio Oriente; nada de lo cual es relevante para el acuerdo. Así como también quiere hacer permanentes algunas de las restricciones de tiempo limitado en el programa nuclear de Irán, otra premisa que no tiene posibilidad de tener éxito para los europeos e Irán.
Nuestra mejor esperanza es que el UE-3, siguiendo el ejemplo del Presidente francés Emmanuel Macron en su discurso ante el Congreso de EEUU del pasado 25 de abril, reafirme su firme compromiso con el JCPOA al decirle a Trump que un nuevo régimen de sanciones es inaceptable. También pueden tratar de idear un plan que satisfaga al menos algunas de sus preocupaciones, como las de las pruebas de misiles iraníes, que Trump podría utilizar para declarar la “victoria” y abstenerse de nuevos ataques al acuerdo. De lo contrario, es probable que Washington reanude las estrictas sanciones y obstruya los esfuerzos de otros países para continuar comerciando con Irán, lo que podría impulsar a Irán a dejar el JCPOA, permitiéndole reconstituir rápidamente su programa de enriquecimiento de uranio.
Esto, a su vez, podría estimular a otros países de la región, incluida Arabia Saudita, a buscar armas nucleares propias, y eventualmente podría desencadenar ataques militares contra Irán por una combinación de Israel, Arabia Saudita y EEUU, lo que podría fácilmente encender una conflagración regional más grande. Es esencial, entonces, que los europeos hagan todo lo que puedan para preservar el JCPOA. El Congreso puede ayudar a garantizar este resultado al afirmar su apoyo continuo al acuerdo y haciendo todo lo posible para facilitar la iniciativa del UE-3.
Profesor de Estudios para la Paz y Seguridad Mundial en el Hampshire College
@mklare1