Mi buen y siempre fraternal amigo, Manolo Reverón, hombre culto y formado, en una ocasión, conversaba conmigo y argumentaba, entre cigarrillo y cigarrillo, acompañado de varias tazas de café, que la guerra del Vietnam fue tan cruda que la paz alcanzada resultó más de la voluntad y necesidad de acabarla que de ganarla. E incluso me recordó una anécdota. El caso es que los vietnamitas ya en París, ciudad donde se llevó a cabo el proceso de negociación, decidieron comprar un gran inmueble, lo suficientemente espacioso, donde cupiera toda la delegación. Kissinger, hombre curioso, remarcó el hecho y en un momento de distensión, entre ambas delegaciones, preguntó por esa decisión, pues él y su delegación se hospedaban en un céntrico hotel de la ciudad luz. El jefe de la delegación Le Duc Toh, respondió, palabras más, palabras menos: “Ud. sabe que nuestro pueblo es el que paga la estadía en esta ciudad, con el fin de alcanzar un acuerdo que favorezca y minimice sus desgracias. Es el pueblo vietnamita el que sufre directamente las consecuencias de esta guerra. Por lo que, como quiera que esto no es turismo y como sabemos que alcanzar la paz será un proceso muy, pero muylargo, decidimos comprar un inmueble, en lugar de hospedarnos en un hotel que saldría muy costoso para el pueblo vietnamita”.Fue una negociación difícil y ardua. Para empezar estuvieron discutiendo durante un año el tipo de mesa para sentarse y las formas para entrar y salir de la sala de discusión. Muy compleja fue esa negociación, pero se logró y hoy Vietnam, el país de los diminutos guerreros es uno de los principales aliados de los EEUU en esa zona geográfica.

Ese conflicto fue un desastre para ambas realidades. Para Vietnam fue una desgracia, por la que tuvo que pagar bien caro a fin de alcanzar el viejo sueño de una comunidad que pretende convertirse en un estado-nación y la independencia es el elemento clave para diferenciarse de los poderes exógenos a su mundo. Para los EEUU, fue la expresión de su visión maniquea de gran poder;los buenos, ellos y los malos, los otros. Buscaban imponer su paradigma globalmente. Ellos son los depositarios de un sentimiento enmarcado en un excepcionalismo existencial; por lo que se consideraban portadores de las ideas de mayor avanzada en esta visión del estado–nación; buscaron hacerlo en Vietnam, so pretexto que ellos podían frenar el comunismo en esa zona geográfica. Creyeron estar ante una fila de fichas de dominó. Al caer una, caerían las otras. Les salió caro el experimento. Más allá de los 60.000 muertos o de los miles de heridos, su aventura en el Asia significó su derrota. La tecnología, el chicle, la coca cola, el blue jeans fueron derrotados por los diminutos habitantes de la selvática realidad del Vietnam.

La guerra del Vietnam ocurrió entre los años 1959 y 1975. Ella se llevó en un país dividido entre el norte y el sur. La geopolítica era e obstáculo principal para ese atormentado país encontrara su unificación e independencia definitiva, como dijimos, más arriba en el contexto de las relaciones internacionales. Abiertamente apoyado por la URSS y China, el Vietnam, en su parte norte se enfrentaba al régimen del sur, apoyado éste por los EEUU. La guerra concluyó con la definitiva derrota del Vietnam del Sur y su consiguiente unificación bajo un particular régimen comunista. Los EEUU se retiraron de Vietnam. Ese retiro tradujo, en historia de las relaciones internacionales, el gran fracaso de la política exterior de ese país.

El empeño del Vietnam por alcanzar su independencia observó dos momentos en la historia: Primero, la presencia francesa 1946-1954. Conocida como “la Guerra de Indochina” quemarcó el final del colonialismo galo; no obstante, dividió a su país en dos partes: el Vietnam del norte y el del sur.Segundo el periodo 1957-1975 que significó la conflagración del norte contra el régimen del Vietnam del Sur. Éste, apoyado abiertamente por los EEUU hasta 1975.

La guerra fría estaba en pleno apogeo. La conflictividad golpeaba las relaciones internacionales. Los diversos escenarios para la confrontación entre los EEUU y la URSS eran propicios para buscar ventajas geopolíticas. Los EEUU en lo particular, con su visión dogmática, acerca de las relaciones internacionales, en el sentido de creerse nimbados de una misión “civilizadora”, en este caso con el  gran capital en la mano, creyeron encontrar, en el territorio vietnamita, el nicho ideal  para instaurar la democracia occidental como mecanismo para contrarrestar la agresiva expansión del comunismo en esta parte del mundo. Pronto, la realidad golpearía el rostro de los “cara pálidas”, como dicen los comics norteamericanos. La espectacular derrota a sus planes fue manifiesta y real. La filmografía hollywoodense no la ha podido ocultar. Fueron derrotados por unos individuos pequeños; es su tamaño; pero que gracias a su valor y tesón, fueron engrandecidos por la historia.

Washington cometió el error de ignorar completamente la realidad de ese país. Las percepciones erróneas en la vida pesan y en política mucho más. Hubo de pasar interminables desfiles de urnas, cubriendo los cuerpos de tantos militares norteamericanos llegar a los EEUU, para que la administración norteamericana comprendiera la necesidad de acabar con esa guerra. Primero, no ponderaron que el vietnamita es un combatiente que ha enfrentado a todo tipo de agresor, bien sea chino, mongol, francés y por último a los norteamericanos quienes llegaron a esas junglas dueños de una percepción de que con su tecnología sería suficiente para domeñar a ese pueblo. Craso error.

Error que fue comprendido para subsanarlo, por Kissinger, una de las mentes más brillantes en el manejo las relaciones internacionales; y quien fundamentó la visión conductista acerca de la  política exterior, en tanto que conducta de un Estado frente al mundo exterior. Para Henry Kissinger, la historia fue y es su fuerte en el análisis de los hechos internacionales. Para los EEUU inicialmente fue confuso la postura vietnamita. Por lo que para Washington lo importante era combatir el comunismo sin ponderar otras implicaciones. Para el vietnamita esa guerra la defensa de su aspiración: romper el colonialismo. Para los soldados que adoraban al viejo líder Ho Chi Min todo estaba claro. Era la lucha contra el colonialismo, independientemente del país que pretendiese  someterlo. Mientras los EEUU apoyaban a un ejército, el del sur que estaba contaminado por la corrupción y cuyos soldados luchaban, es verdad, pero que no sabían contra quién ni por qué. Como tampoco los Washington jamás se ponderó el valor del ejemplo del  ”Tío Ho”, como llamaban a ese viejo enjuto con larga barba, pero cuya sabiduría fue tan grande como mostrar a los EEUU que no se amedrentaría ante su tecnología y superioridad bélica. Vietnam resistió los atroces y constantes bombardeos que hiciera la aviación norteamericana sobre sus tierras. Dos millones de vietnamitas perecieron bajo las bombas, incluso de napalm, metrallas, torturas a los prisioneros; toda una afrenta a un país y sin embargo los vietnamitas se sentaron a “dialogar” para alcanzar una negociación que les condujo a la paz definitiva.

Ante ese desafío Washington, esta vez de mano de Nixon y gracias al citado Kissinger, quien repito, por ser un conocedor de la historia, inició un complejo proceso de negociación con Vietnam para alcanzar la señalada paz. Para Washington fue la “vietnamización” de su política exterior.Por lo que se buscó la retirada gradual de su responsabilidad en ese conflicto y para los vietnamitas,la salida definitiva de éstos, de su territorio como invasores.

Las negociaciones de paz en París fueron largas. La esperanza de que la guerra terminara,aparecía y desaparecía intermitentemente. No había acuerdo. Fue complejo el proceso. Mientras la guerra se acrecentaba: Bombardeos sobre Hanói; en las selvas, los guerrilleros vietnamitas combatían a los marines, y éstos quedaban en ridículo. Pero, las conversaciones continuaban en París y no se detuvieron hasta que se acabó la guerra. Ella, fue producto de una paz negociada y no por la guerra.Basta recordar la foto de Madame Bihn, una de las grandes negociadoras vietnamitas, toda elegantemente vestida, tomar una copa de champagne para celebrar la paz con su “monstruoso” enemigo. A diferencia de aquellos que prefieren sacarse un ojo para no verse el otro.

Para Estados Unidos, la guerra de Vietnam fue una catástrofe que hubiera podido evitar si su política exterior no hubiese estado contaminada por el virus “de la moralidad”. El resultado: 60.000 marines muertos, miles de heridos y una sociedad, todavía enferma por ese pasado, pues los EEUU con el triunfo de Trump, lo que hizo fue confirmar la profunda crisis que se introdujo en la sociedad norteamericana.

Para Vietnam fue la consagración de un liderazgo político que busca la satisfacción de su país y no de una individualidad; no importa si eres joven o viejo. Lo importante es ser asertivo en el liderazgo para alcanzar el bienestar de toda la sociedad y no para un “Ego” fabricado por los medios de comunicación social. Igualmente hay que decir: la política es un acto largo, crudo, arduo y difícil, para el cual no se requiere de una ráfaga mediática ni un repentino arrebato de genialidad. La política se debe escribir con “P” mayúscula de paciencia.

@eloicito

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