Un numeroso grupo de países de la OEA hizo un llamado en la sesión del Consejo Permanente el miércoles al gobierno de Maduro sobre las consecuencias para el país y la escalada conflictiva que puede ampliarse si no se retira el llamado a la Constituyente. Los gobiernos democráticos cuestionan la violación constante de los derechos humanos y la violencia del aparato del Estado durante este período de protestas. CARICOM, por su parte, recomienda al gobierno y a la oposición que negocien.
Las consecuencias de las reacciones internacionales pueden tener dos escenarios. La opción de sanciones unilaterales de Estados Unidos, la UE, MERCOSUR y otros países de la región, que puede generar una mayor conflictividad por parte del gobierno al atrincherarse en la noción de la agresión del imperialismo. Estas pueden ser sanciones al país en su conjunto vía escenarios financieros y comerciales, en mi opinión contraproducentes, o sanciones directas a personeros a los cuales se le congelarían sus cuentas y bienes en Estados Unidos y en Europa.
Lo correcto sería que el gobierno evalúe en su justa dimensión el mensaje que le envían muchos gobiernos y que actúe en consecuencia de manera constructiva. La Comunidad Internacional no le ha pedido a Maduro que claudique, ni renuncie, ni que se entregue. Tampoco le da un cheque en blanco a la oposición. Le están recomendando que retome el hilo constitucional y retire la propuesta de Constituyente que puede ser una herramienta para coartar mayores libertades, destruir la democracia representativa y generar más conflictividad.
Las sanciones económicas globales poco ayudarían, pues no hay garantías de que funcionen y lo más sensato sería que Maduro aprovechara las alertas de la diplomacia preventiva, retirara la constituyente y se iniciara a la brevedad un proceso de negociación.
@bernalette1