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La semana pasada, específicamente el día 30 de abril, fuimos testigos de una nueva sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para analizar el tema de la Crisis de la Diáspora Venezolana, que no es otra cosa que la crisis de un Sistema, y de un modelo inviable, que cual cáncer haciendo metástasis, ya se va extendiendo poco a poco a todos los confines del Continente Americano y más allá.

En este marco, escuchamos al representante permanente de Venezuela en la organización, Emb. Samuel Moncada, hablar sobre que “En Venezuela no hay una crisis humanitaria, todo es parte de una conspiración internacional para provocar a través de la Idea del Deber de Prevenir, una intervención internacional del Imperio para cortar de tajo la Revolución Bolivariana”. Además explicó en una seudo clase de Derecho Internacional, pero de modo intencional y restringido, los casos que plantea la norma para hablar de una “Crisis Humanitaria”. Al respecto dijo:

“Una Crisis Humanitaria es solo admisible cuando hay un Conflicto Armado a lo Interno de un determinado país, que fomenta el desplazamiento de personas que huyen del mismo, o también puede ser producto de un Desastre Natural, cosa que no se cumple en Venezuela”.            

Impresiona que el Embajador Moncada, quien también es un académico y profesor universitario, olvide la Teoría del Contextualismo Histórico, entre quienes podemos citar al Prof. Quentin Skinner, quien dice que los conceptos en la Historia y en general, en las Ciencias Sociales, no son estructuras estáticas, muy por el contrario son dinámicas y cambiantes producto del contexto que tratan de explicar. Por ello, si consideramos los conceptos, normas y teorías como un texto o lente a partir del cual trata de leerse y comprenderse la realidad socio-política, entonces debemos decir que “TODO TEXTO RESPONDE O BUSCA EXPLICAR UN CONTEXTO PARA REDUCIR LA INCERTIDUMBRE”. Bajo esta concepción, entonces el concepto de Crisis Humanitaria formalmente aceptado queda pequeño para explicar, o  peor aún, busca evadir que en Venezuela existe un fenómeno de esta profundidad, magnitud y trascendencia.

¿Es que acaso en Venezuela no hay una Crisis Humanitaria cuando observamos estadísticas como estas?:

  • La pobreza por ingresos creció 5,2% en un año y pasó de 81,8% en 2016  a 87% en 2017. Eso significa que casi 9 de cada 10 hogares no tienen los recursos para acceder a los bienes mínimos necesarios. Entre 2014 y 2017, el porcentaje de hogares en situación de pobreza creció 38%.
  • La pobreza es mayor en ciudades pequeñas y caseríos. Según el estudio,  74,5% de la población de estas zonas es pobre, mientras en la Gran Caracas la pobreza alcanza a 34% de la población. (Datos de la Encuesta ENCOVI 2017).
  • Inflación Anual Acumulada de 2.616% según cálculos de la Asamblea Nacional (Comisión de Finanzas), la cual es la más alta del mundo a la fecha
  • Costo de la Canasta Básica para Febrero de 2018: Bs. 37.517.912,13 de acuerdo al Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM), lo cual representa un aumento en cifras absolutas de Bs.13.115.145,03, o lo que es lo mismo, 53,7% de aumento intermensual respecto al nivel presentado en el mes de febrero de 2018, siendo un aumento acumulado entre enero y febrero de 2018 de 5.536%
  • Tomando en cuenta el ingreso familiar contrastado con el costo de la Canasta básica, una familia de 5 miembros necesita 95.6 salarios mínimos de Bs. 392.646,46, cosa que es imposible, de acuerdo al Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM)
  • Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM), se requieren Bs. 1.250.598 diarios (que equivalen a 3 salarios mínimos de 392.646,46) para cubrir el costo de la canasta básica, cosa que ratifica lo dicho en la encuesta ENCOVI 2017, sobre que 9 de cada 10 venezolanos no gana lo suficiente para comer todos los días.
  • 80% de los hogares venezolanos presentan inseguridad alimentaria ya que más de 8 millones de venezolanos comen solo 2 veces al día, con la respectiva disminución de peso que ello acarrea.
  • Según el investigador Julio Castro, 5 millones de venezolanos solo comen una vez al día. 6 de cada 10 venezolanos (64%) han perdido aproximadamente 11 Kg de peso en el último año por hambre.
  • De acuerdo a CARITAS DE VENEZUELA, en su estudio “Monitoreo de la Situación Nutricional de los niños menores de 5 años”, hay una escasez de fórmulas lácteas en los establecimientos en Venezuela, hasta de un 94%, cosa que hace que 68% del total de niños que formen parte de este estudio tengan algún grado de déficit nutricional, distribuido de la siguiente manera:
  • 5% están en situación de riesgo de desnutrición, o han empezado a deteriorarse
  • 21% de los niños padece desnutrición leve
  • 5% padece de desnutrición moderada o severa
  • Esto trae como consecuencia directa que 33% de la población infantil presente retardo en el crecimiento (valores de talla y peso en descenso de acuerdo a los estándares internacionales)
  • De este mismo estudio se desprende que una desnutrición grave de 15%, de acuerdo a los estándares internacionales, es una situación de crisis humanitaria.
  • En Venezuela actualmente mueren por semana de 5 a 6 niños por desnutrición, cosa que proyectándolo pueden morir por lo menos 280 mil niños.
  • En lo que respecta a la expectativa de vida al nacer, la misma entre 2015 y 2016 sufrió un deterioro sensible por cuanto las muertes se incrementaron en un 60% por diversas causas, del total de fallecimientos de infantes que se incrementaron en un total de 34%, con el agravante de que las muertes maternas se incrementaron en 66%.
  • En lo que al tema de salud respecta, y esta vez tomando cifras de ONG especializadas como CODEVIDA/PROVEA en su “Informe sobre el Derecho a la Salud”, en la actualidad hay un déficit de 90% de medicinas e insumos a nivel nacional que afecta de diversos modos a por lo menos 3.000.000 de personas, quienes en su mayoría no tienen acceso a tratamientos oportunos para atender enfermedades crónicas como:
  • Hemofílicos: 4.990 casos
  • VIH positivo: 77.000 casos registrados
  • Mujeres con cáncer de mama: 5568 casos que no reciben tratamiento, que al menos producen 6 muertes diarias de mujeres venezolanas.
  • En lo que a infraestructura del Sistema de Salud pública en general respecta, CODEVIDA/PROVEA en su “Informe sobre el Derecho a la Salud” reportan cifras como: 60% de los equipos de diagnóstico y tratamiento paralizados; 80% en condiciones gravemente precarias; 70% de escasez de insumos médicos básicos para la atención de los pacientes y 80% de déficit de abastecimiento de medicinas de dichas instituciones.
  • 68% de la población venezolana no tiene seguro de atención de salud, esto representa un incremento de 5% respecto a 2016 y casi de 20% versus 2014.
  • En lo que al tema de Seguridad Personal respecta, y según el Observatorio venezolano de violencia, nada más en 2017 se registraron 26. 616 muertes violentas en Venezuela (89 muertes violentas por cada 100.000 habitantes) de los cuales 60% eran jóvenes entre 12 y 29 años de edad. Con la situación de desnutrición sumada al nivel de muertes de jóvenes a manos de la violencia, Venezuela ve casi echado a la basura su tradicional “BONO DEMOGRAFICO”, ello sin contar la Emigración.

Todas estas cifras dan una radiografía oscura de lo que sucede en Venezuela, producto de un Gobierno Forajido que ha fijado sus objetivos en concentrar poder político para perpetuarse en el Poder, al tiempo que ha incrementado los mecanismos de sometimiento de los ciudadanos, abandonando su deber de proteger Derechos Humanos fundamentales tales como el Derecho a la Vida, Derecho a la Alimentación, a la Salud y a la Seguridad, no solo contemplados en nuestro contrato social interno que es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela  de 1999, así como también en Tratados y acuerdos firmados y ratificados por la República como es el caso de la Carta Democrática Interamericana (2001) y la Carta Social de las Américas (2011) tan solo por mencionar dos casos, más aun tomando en cuenta que estamos haciendo alusión a la OEA, a la  sesión de su Consejo Permanente y al aniversario No. 70 del Organismo Regional Multilateral.

Esto nos coloca en una situación de mayor gravedad, no solo para Venezuela, sino a nivel de lo que es el Régimen Internacional del Continente Americano que abraza la Democracia y los Derechos Humanos como “Valores”; porque no solo estamos ante la presencia de un Gobierno Forajido en nuestro país, (es decir, carente de legitimidad de origen y ejercicio al incumplir sistemáticamente con las obligaciones que tienen en estricto cumplimiento del Estado de Derecho, la Constitución y las Leyes), sino que además éste trata de debilitar la institucionalidad hasta desmontarla, haciéndola “Letra Muerta”, a los fines de que prevalezca su voluntad y procurar un cambio de Estructura y de Sistema Político ante la incapacidad del contrato social para satisfacer las necesidades de los gobernados. De acá a que haya una relación directamente proporcional y hasta causal entre un Gobierno Forajido y un Estado Fallido, ya que es la forma de justificar la transformación de un Estado Liberal burgués a un Estado Socialista-Revolucionario.  

Este proceso de desmonte institucional no se limita a escala nacional, donde, como ya dijimos, se pretende amputar el cuerpo político corrupto de la mal llamada “Cuarta República (1958-1998)”, que tiene en sí mismo valores del Estado Liberal Burgués como ya se ha dicho; sino que tiene un alcance regional dentro de las Estrategias de Transformación del Equilibrio  Internacional del Socialismo del Siglo XXI, que trata de eliminar el Unilateralismo Imperialista de los Estados Unidos, para crear instituciones con un contenido revolucionario… Y la OEA es un objetivo político que es preciso deslegitimar a los ojos de los ciudadanos del continente hasta justificar su desaparición, bajo una estrategia de “Oposición desleal” en palabras de Juan Linz, buscando actuar como un virus que entra al cuerpo político, lo contamina y genera una metástasis que procura la muerte del organismo.

Por ende, el caso Venezolano, la crisis sistémica de su Cuerpo Político y su  Crisis Humanitaria, es un problema de Seguridad Regional y una prueba de fuego, tanto para la Capacidad Real de la Organización de Estados Americanos (OEA), como para los Estados Nacionales que la componen.

En el marco de su 70 aniversario, y aunque ha tenido un rol más activo y preponderante bajo la Secretaría de Luís Almagro, la OEA sigue siendo víctima de los conceptos, valores y principios que defiende, como lo son: La Soberanía, la Autodeterminación de los Pueblos y la No Intervención, así como la toma de decisiones por consenso. Ello sin duda, al ser una organización Inter-Gubernamental, hace que las decisiones trascendentales, y de “Corrección de Conducta de un Estado” que infrinja los Tratados, Declaraciones y Resoluciones emanadas, sea vetada al no encontrar dicha unanimidad, haciendo que documentos que son Regímenes Internacionales, tales como La Carta Democrática Interamericana (2001) o la Carta Social de las Américas (2011), con el agregado que no se incorporan elementos sancionatorios a los Estados que incumplan; lo cual lamentablemente, y a los ojos de los Gobernados los hacen “poco prácticos para la solución de sus problemas”.

Para finalizar, pero no menos importante, volviendo a Venezuela es el hecho de que con sus declaraciones, Mike Pence, Vicepresidente de los Estados Unidos, solicitó la aplicación de la Carta Democrática Interamericana a Venezuela que se ha convertido en un “Estado Fallido”, que es preciso aislar ya que ellos no tienen fronteras y por ende es necesaria su sanción. En términos estrictamente teóricos desde la perspectiva de la teoría de las Organizaciones Internacionales, si bien estamos de acuerdo en el hecho y caracterización del régimen de Nicolás Maduro como un Gobierno Forajido y de Estado Fallido, no es menos cierto que las expulsiones de Estados Infractores de las Organizaciones Internacionales como la OEA es un error, ya que es librarlo de la responsabilidad internacional del cumplimiento de sus compromisos, y es declarar la incompetencia del órgano regional respecto al efecto punitivo que pueda tener. Un ejemplo de ello es el caso Cubano, que desde 1959 se mantiene ininterrumpidamente en el poder, muy a pesar de que haya sido suspendido.

Hay que entender que las Relaciones Internacionales, citando a Hans Morgenthau son vistas a través del lente “del Interés Nacional definido en términos de poder”, por consiguiente hay que generar costo político a partir del relacionamiento con los primus inter pares a quienes no les conviene a Venezuela como factor de amenaza y de desestabilización regional, por lo que debe gestar soluciones fundadas en la acción colectiva, no a través del aislamiento, porque siempre habrá algún interés en mantener al régimen con vida.

Aprendamos de la Historia, reforcemos y reformemos la OEA para potenciarla, no sembrándola con la semilla de su propia destrucción a partir de su deslegitimación.

@carlosjrluar                                                                                                                     .          

    

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