El 19 de enero del 2018 se cumplirá el Centenario del nacimiento de Arístides Calvani, un venezolano integro, modelo a seguir por los jóvenes agobiados por la desesperación que sacude a la población del país debido a la actual pesadilla. Calvani supo promover valores en los más variados campos: en el sindical con la creación de la Universidad de los Trabajadores de América Latina desde su sede de la UTAL; en la formación de dirigentes demócratas del Hemisferio desde el IFEDEC; en la actividad parlamentaria; en la definición de la promoción popular. Pero lo que quisiera resaltar, es su gran aporte a la Diplomacia Venezolana y al arte de la negociación.
En los organismos internacionales se escuchó el reiterado llamado del Canciller Calvani en propiciar la defensa de los principios rectores de Paz, Seguridad, Desarrollo y Pluralismo, además de defender arduamente el concepto de Justicia Social Internacional y del Bien Común Universal como opción preferencial hacia los pobres y el reconocimiento al derecho al desarrollo de los pueblos del Tercer Mundo. Su mensaje fue incorporándose de manera irreversible, lo que llevó a que a inicios del Siglo XXI se hiciera realidad el aggiornamento de las Naciones Unidas en beneficio de sus 192 miembros quienes han aceptado como nuevo compromiso, el de las Metas del Milenio admitiendo definir los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) con una acción para erradicar la pobreza, luchar contra el hambre, lograr una vivienda digna para los marginados, educación de calidad para todos, agua potable, paz y justicia y los otros objetivos acordados. En su propuesta por alcanzar un Nuevo Orden Internacional insistió en que el compromiso fundamental era el de privilegiar el destino del género humano a través de la dignidad de la persona humana “que debe tener por meta el desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres” como solía afirmar, inspirado en las Encíclicas y por la Doctrina Social de la Iglesia.
Calvani entendió la necesidad de unir a todos los países de la región a través de la Integración Latinoamericana a pesar de que Venezuela estaba aislada políticamente en ese momento, ya que la inmensa mayoría de Gobiernos estaban dominados por dictaduras militares de izquierda o de derecha. Pero al promocionar la idea de la Unidad Hemisférica, lo hizo sin abandonar la lucha por la democratización en el marco de la Unidad en la Diversidad y en el Pluralismo de Ideologías, que hoy está consagrado en la Carta Democrática a nivel Hemisférico y en las clausulas democráticas de las sub-regiones.
El Gran Canciller supo privilegiar mecanismos reales de negociación y lograr a través de diversas consultas la participación de todos los sectores del país. Un ejemplo claro de su capacidad negociadora la pudimos constatar con el ingreso al Pacto Andino en la que indagó una y otra vez los intereses y valores de los venezolanos utilizando para ello varios mecanismos de consulta con los políticos, con los partidos, con los académicos, con los empresarios, con los sindicatos, con la pequeña y mediana empresa, con los agricultores, con los campesinos; y después de identificar los intereses de todos, actuar de manera exitosa a través del arte y la ciencia de la negociación (sin improvisación) teniendo claros los objetivos de nuestro ingreso al Pacto Andino. Este esfuerzo no se mantuvo debido a la abrupta salida de Venezuela del Comunidad Andina de Naciones durante el gobierno de Chávez, ni por los negociadores de Santo Domingo, que deberían estudiar el modelo Calvani para definir una hoja de ruta para exigir el retorno a la verdadera democracia, pero para hacerlo deben contar no sólo con “consultas”, sino a través del arte de la negociación.
@milosalcalay