El “renacimiento” energético de EEUU – Por Rafael Quiroz Serrano
La revolución de esquisto o lutitas (“shale oil”/”shale gas”) que muchos han magnificado, no es tan “revolución” o tan novedosa como la quieren hacer ver, pues esta tecnología se remonta desde 1947 cuando se estudia por primera vez la posibilidad de utilizar agua, y en 1949 al iniciarse su aplicación industrial.
De hecho, esta revolución tecnológica que, mediante el método de fracturación hidráulica (“fraking”), permite extraer crudo o gas desde la roca madre, comenzó propiamente en los años 90 cuando el primer pozo de esquisto moderno fue perforado cerca de Fort Worth, Texas, Estados Unidos (EEUU); por lo tanto, es el país del norte el que posee la tecnología más avanzada para la explotación de este hidrocarburo no convencional.
El desarrollo de los yacimientos de esquisto, como crudo no convencional, por parte de Estados Unidos, llega en momentos en que el país del “Tío Sam” hace esfuerzos por asegurarse el suministro, debido principalmente a que su actividad de transporte depende de los hidrocarburos, su consumo energético aumenta, su producción petrolera disminuye; lo cual, aunado a la escasez de sus reservas, lo hacen altamente vulnerable del impredecible mercado petrolero.
Emancipación y seguridad
Esta es la razón fundamental por la que la seguridad y emancipación energéticas de los EEUU son una variable clave para el desarrollo de petróleo de esquisto, a pesar de su gran impacto ambiental y social; pues, la cada vez más creciente dependencia petrolera extranjera, ha venido convirtiéndose en un peligro significativo para su seguridad nacional, pues la garantía del abastecimiento energético interno aún está en manos de países extranjeros, algunos básicamente miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
En la medida que la producción de petróleo de esquisto satisfaga la demanda interna estadounidense, se espera que los precios de los principales crudos livianos/dulces disminuyan progresivamente en EEUU, y ello arroja la posibilidad de que una considerable porción del parque refinador estadounidense pueda acometer interesantes inversiones para adecuarse al procesamiento de este petróleo, aumentando así el volumen de procesamiento.
Precios y costos
He aquí la importancia del desarrollo del “shale oil” y “shale gas” dentro de la política energética estadounidense; siendo este uno de los dos aspectos sustanciales para el desarrollo de este petróleo. El otro es, los altos precios de realización o venta del crudo, sobre todo desde que estos sobrepasaron los 90 dólares el barril (U$/B), y con la tendencia de seguir subiendo. Debido a esto, el “nuevo” petróleo no convencional, desde hace tres años viene haciéndose presente, en forma destacada, en el mercado petrolero estadounidense y canadiense; de hecho, en la actualidad, la producción de petróleo de esquisto se lleva a cabo en su totalidad en Norteamérica.
Para evaluar las perspectivas de este petróleo, se debe considerar el nivel de los costos de producción y desarrollo, los cuales promedian actualmente los 50 U$/B, sin incluir impuestos y regalías; y entre 6 y 9 millones de dólares de inversión en perforación y operación por cada pozo horizontal. La Industria petrolera estadounidense necesita precios altos de petróleo para poder desarrollar las cuantiosas reservas de crudos no convencionales que posee, por lo que precios por debajo de los 90 U$B no hacen comercializable los esquistos.
Ventajas competitivas de EEUU
No hay duda que el petróleo y el gas natural de esquisto representan una especie de “renacimiento” energético para EEUU y Canadá; sin embargo, exportar esta revolución a diferentes países resulta mucho más difícil de lo previsto, pues tanto gobiernos como empresas petroleras están encontrando obstáculos a medida que intentan replicar la experiencia estadounidense a otros países, donde se podría tardar desde una hasta dos décadas en alcanzar una producción importante de este crudo.
No es tan simple ni sencillo lo de esquisto, y su cronograma de desarrollo llevará mucho más tiempo del calculado; entre otras cosas, por la disponibilidad limitada de taladros con capacidad de perforación horizontal, lo que es una variable clave en el desarrollo de este petróleo allende las fronteras estadounidense. Claro está, que ello le da una significativa ventaja competitiva a EEUU, que junto a Canadá seguirán siendo, y durante un buen tiempo, los únicos países en aprovechar las ventajas económicas de este desarrollo. La declinación de la producción de crudos convencionales se mantendrá en EEUU, mientras que el petróleo de esquisto y las Aguas Profundas del Golfo de México representarán los principales incrementos de la producción de Norteamérica.
No es para tanto
No hay duda que la “aparición” de este tipo de hidrocarburo alternativo amenaza con modificar el mapa energético mundial y trastoca en parte la balanza del poder energético; sin embargo, hay una especie de exuberancia irracional mundial respecto al desarrollo de esquisto, y tal como ya hemos señalado, dicho crudo tampoco las tiene todas consigo; pues países como Francia y Bulgaria, por solo citar dos europeos, fueron más allá y prohibieron la fracturación hidráulica por completo, debido a preocupaciones ecológicas y sísmicas, lo que detuvo en seco el desarrollo de esta industria; y Francia, no obstante todas las reservas que tiene, ya dijo no a tal proyecto. Los movimientos ambientalistas están cabildeando por todo el mundo, destacando lo dañino que es para el ecosistema tal explotación; de tal manera que EEUU y Canadá aun no podrán montar indefinida fiestas patronales.
Así las cosas, la aparición de este “nuevo” petróleo tampoco es para que los demás países productores de petróleo se pongan a llorar. Los crudos no convencionales venezolanos (extra-pesados de la Faja) le ganan en costos a los crudos no convencionales de esquisto. EEUU podrá reducir bastante su dependencia energética de las actuales importaciones petroleras, pero no logrará auto abastecerse del todo, mucho menos en convertirse en exportador de petróleo, como algunos han afirmado, y quisieran, por allí. Ya como colofón, se podría afirmar que con el renacimiento energético de EEUU, gracias a esquisto, la era del petróleo barato ha quedado atrás, pero ello no significa el final de la matriz energética sustentada en fuentes energética fósiles; pues pasará aún mucho tiempo antes que nazcan los modelos energéticos post-fosilistas.
Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios