El pasado 19 de abril dejó de existir a sus 97 años una de las figuras más representativas de la lucha política latinoamericana y quien sin lugar a dudas es y será una referencia obligada al momento de conversar sobre las transiciones políticas, la paciencia, los principios ciudadanos y la ética. Don Patricio Aylwin Azocar logró erigirse como el abanderado del sueño que permitió a Chile avanzar luego de una aberrante dictadura militar para convertirse en un país que crece y avanza considerablemente en el marco de las libertades plenas.

Se ha dicho insistentemente que a lo mejor Aylwin no era la figura con mayor popularidad para el momento en que se requería un candidato posterior al triunfo del “no” en el plebiscito y que otros podían calar mucho más en las preferencias de su grupo. Sin embargo, Aylwin tenía la paciencia, la entrega y la sabiduría para poder llevar con cautela y decisión un gobierno que se asomaba complicado y que nacía con factores encontrados al haber mantenido la dictadura la conducción del ejército y representación parlamentaria.

De hecho, al asumir tuvo que enfrentar episodios en los que los que añoraban la dictadura o se vanagloriaban de utilizar un uniforme castrense y trataban de imponerse, quisieron ofender y humillar. Sin embargo, el presidente Aylwin mostró cautela para no sucumbir a las provocaciones que proferían los que pedían excusas para sustituirlo y volver al régimen superado. De igual manera, tuvo que actuar con determinación cuando ciertos grupos actuaban, sin entender que su violencia beneficiaba a los enemigos de la libertad.

Tuvo también el enorme mérito Patricio Aylwin de comandar a un gobierno de unidad nacional en el que hacían vida personalidades de diverso origen político, algunos de los cuales provenían de toldas que estaban enfrentadas desde los años setenta y que se culpaban por la llegada de la dictadura. Finalmente, lograron unirse para derrotar al aparataje de recursos y miedo del régimen criminal y una vez ganaron decidieron seguir unidos (al menos gran parte de ellos), logrando que además del de Aylwin gobernaran Eduardo Frei, Ricardo Lagos y dos veces Michelle Bachelet. Un solo período posterior a la dictadura ha estado en manos de otro grupo cuando triunfó Sebastián Piñera.

En países en los que las transiciones parecen estar más cerca de lo que se piensa, es necesario evocar el pensamiento de Patricio Aylwin y examinar que fue un hombre que supo entender el momento que vivía, que soñó mejores realidades y que presentó en muchos casos la acción sustentada en la razón y no en los arrebatos, para impedir que la democracia colapsara y se perdiera. La sencillez, moderación y humildad son elementos adicionales de un líder que desde hace muchos años se ganó un lugar en la historia y de un ser cuyo legado servirá para izar las banderas de la esperanza y la libertad.

@luisdalvarezva

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