La estabilidad de Haití sigue en la mira en el siglo XXI. Si bien ha tenido sus momentos de satisfacciones en diplomacia y economía internacional, en lo sustantivo, no ha habido un cambio en el estatus de “En Observación y Evaluación”. Este capítulo comienza en febrero 2017 cuando Jovenel Moïses asume el cargo de Presidente, como resultado de un proceso electoral accidentado que tomó casi dos años para completar el ciclo de elecciones generales, en términos institucionales aceptables tanto para la comunidad internacional como para las fuerzas políticas de este país. Para el mes de julio de este año, una crisis que se mantuvo ‘silente’ desde mediados del año pasado sale al tapete con la renuncia del Primer Ministro Jack Guy Lafontane, como consecuencia de un escándalo provocado por denuncias de desviación de recursos y manejo fraudulento de fondos provenientes de la cooperación económica y energética que ha recibido Haití en la última década, en el marco de PetroCaribe.
Petrocaribe es una iniciativa de cooperación regional y multifuncional que emerge en 2005 impulsada y financiada desde el gobierno de Venezuela que se combina con sus antecesores, los Acuerdos de Cooperación Energética de Caracas en el año 2000, y los de nueva factura de ALBA-Petrocaribe de 2013. Tiene varios socios beneficiarios fundamentalmente del Caribe insular no hispano.
Desde sus inicios, Haití ha tenido altibajos en los beneficios de los mecanismos de cooperación energética formulados desde Venezuela, tanto en el Triangular Acuerdo de San José (años 80 de siglo XX), como los Acuerdos de Cooperación Energética de Caracas suscritos en el año 2000 y el más reciente el de Petrocaribe, 2005. Las constantes a esta accidentada participación han sido los desastres naturales (terremoto y huracanes), la inestabilidad, los problemas de gobernabilidad y la administración de recursos. En algunos casos, por decisión política desde Caracas, se condonaron deudas, se ‘perdonaron’ incumplimiento de compromisos. El ejercicio de suspender, evaluar y reactivar han sido frecuentes en la cooperación energética y económica hacia el gobierno de Haití, pero la misma ha estado mediada por las posibilidades de votos favorables para el gobierno venezolano en mecanismos regionales como ALBA, CELAC y más específicamente en OEA. Evidentemente, no hay rastro documentado de una transacción de votos, pero si el registro de acciones y eventos de la diplomacia y relaciones internacionales que se hacen de manera pública ad initio o ex post facto que confirman o ajustan los análisis y proyecciones en este sentido.
Con la renuncia del Primer Ministro Lafontane, la lucha contra la corrupción ocupa la palestra de debate político haitiano, en el congreso bicameral y otras instancia públicas. Desde mediados de agosto, la corrupción y el manejo de recursos de Petrocaribe-Haití ha sido el motivo de varias protestas en la capital Puerto Príncipe y otras localidades, lo que se ha convertido en una presión al gobierno de Jovenel Moise exigiendo respuesta a las denuncias de irregularidades en la administración gubernamental de los fondos de Petrocaribe.
Al nuevo Primer Ministro, Jean Henry Céant, se le presenta una tarea nada sencilla. Recién confirmado por la Cámara de Senadores y Diputados de Haití, luego de largos debates en ambas cámaras, asumió el cargo este lunes 17 de septiembre. Con cierto fogueo político debido a su participación como contrincante del actual presidente en las dos ocasiones de la convocatoria de elección presidencial, pero con poca experiencia en la gestión pública, se comprometió con un plan de trabajo que colocó entre sus prioridades el tema de la corrupción y en particular el caso de Petrocaribe. El Presidente Jovenel Moïse quien asistió a la juramentación del Primer Ministro y formuló votos de compromisos para sumar apoyo a una investigación que aclare todo el caso de los fondos de Petrocaribe. Las instancias haitianas en materia de competencia y administración apenas comienzan a evaluar el caso, pero la presión de las protestas de calle y de algunos líderes políticos plantea la posibilidad de una auditoría por una firma internacional.
Dado que las denuncias en los medios señalan más de una gestión gubernamental, el ex Primer Ministro Michele Martelly ya se pronunció de manera general apoyando la investigación bajo la presunción de inocencia a menos que se demuestre lo contrario. Las próximas semanas serán críticas para observar el efecto de la asunción del nuevo Primer Ministro sobre las acciones de calle y sobre la gobernabilidad en Haití.
Lo que podemos destacar para el momento de estas líneas es la ausencia de una declaración formal del gobierno venezolano sobre esta situación. La recesión económica, caída de los precios y de la producción de petróleo en Venezuela ha generado, de hecho, una afectación de los envío de petróleo en general y de los fondos de cooperación de Petrocaribe en las cuales se beneficia Haití. Los efectos de este capítulo de crisis siguen su curso. ¡La estabilidad de Haití sigue en la mira!
@mirnayonis