Rompiendo las tradiciones de elecciones dominicales, este miércoles 10 de mayo se celebran las elecciones generales en Las Bahamas. Un Estado archipielágico con una superficie de 13.939 km2, agrupadas en 700 Islas y unas decenas de Islotes y cayos (24 de las islas están habitadas y su población se concentra en 3 de ellas). Su capital, Nassau, se encuentro en la isla Nueva Providencia – la tercera en tamaño- con una ubicación estratégica casi en el centro de este archipiélago famoso por ser sede de grandes centros financieros y turísticos de la región del Caribe

La noticia sobre estas elecciones causo cierta sorpresa a inicios de abril pasado pero pasó desapercibida debido a que el espacio informativo regional, diplomático y humanitario, lo ocupaba la crisis política venezolana, la resolución de la OEA CP/Res. 1078 (2108/17) Sobre los sucesos recientes en Venezuela (03 abril 2017), y el inicio de un ciclo de protestas y represión –continuada y agravada a la fecha- en Caracas y distintas ciudades de Venezuela. La sorpresa devenía del anuncio del Primer Ministro de Las Bahamas de disolver el parlamento a partir del 11 de abril y convocar a Elecciones Generales en el lapso de un mes. En el contexto venezolano, la expresión “disolución del Parlamento”, llamó la atención de algunos medios y comentaristas pero se diluyó en el fragor de la crisis institucional –entre otras- que vive el país.

La  Mancomunidad de las Bahamas (nombre oficial del país) es considerado uno de los países con mayor riqueza económica tanto en su PIB como IPC del Caribe y del continente americano, detrás de Estados Unidos y Canadá. Con un sistema de Monarquía Parlamentaria; la Reina Isabel II es la Jefe de Estado quien designa su representante con el cargo de Gobernador General; y un gobierno Parlamentario es ejercido por un primer Ministro en conjunto con el Parlamento bicameral elegido cada cinco años, integrado por el Senado (16, designados por el Gobernador General)  y la Cámara de Representantes (38, elegidos por la población). La  tradición del sufragio emerge en 1955 y su primera Ley electoral data de 1969 dentro de los estatutos de autonomía de la entonces Mancomunidad Británica de Naciones (hoy tan solo Mancomunidad de Naciones). Las Bahamas emerge a la independencia el 10 de julio de 1973 y su vigente Ley electoral (enmienda) es de 1992.

Hasta el 2012 (últimas elecciones) el bipartidismo ha dominado el escenario político de Las Bahamas con el Partido Liberal Progresista (Progressive Liberal Party – PLP), de centroizquierda, actualmente en el poder, y el  Movimiento Nacional Libre (Free National Movement – FNM),  centroderecha, los cuales reúnen 29 y 9 representantes respectivamente. El tercer partido es Alianza Nacional Democrática (Democratic National Alliance – DNA) que con menos de 10 por ciento de los votos no obtuvo ningún puesto en la cámara de representantes. La visibilidad política de DNA y las cuatro organizaciones políticas que se han registrado para el proceso 2017 estará en función del porcentaje que logren captar en la población 353.658 habitantes (censo 2010) y del padrón electoral de 172.128 votantes (CaribbeanElection.com). Algunos escándalos con acusaciones de corrupción o desviación de recursos no han escapado de la opinión pública local pero hasta el momento no parecen haber sido determinantes en los resultados bipartidistas. Posiblemente éste sea uno de los puntos de interés regional cuando se discute en otros espacios multilaterales los temas de regulación de paraísos fiscales y las fronteras gris de las finanzas internacionales.

La observación electoral  se ha constituido en un mecanismo de confianza y transparencia internacional.  Algunos (pocos) gobiernos consideran a las misiones de observación electoral  como un intento de tutelaje de los países desarrollados. El escudarse en esta crítica ideológica con alegatos injerencistas, lejos de promover mecanismos novedosos dentro de las prácticas electorales para fortalecer la legitimidad del ejercicio democrático, favorece las figuras de acompañamientos complacientes. Los estándares internacionales son fundamentales para conocer las deficiencias y los logros en materia de Desarrollo Humano, y has sido aceptados por la comunidad internacional de manera unánime a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. La Democracia ha sido incluido en uno de los 17 grandes ejes de objetivos. Así como se han creado Comités para el seguimiento de dichos objetivos, en materia de Observación electoral se han consensuado en la Declaración Internacional de Principios de la Observación Electoral (27 octubre 2005).

En el caso del Caribe es frecuente encontrar comentarios sobre el tamaño y dimensión de los países caribeños, como una razón para ‘comprender’ sus vínculos con las ex metrópolis coloniales o con los centros de poder. Consideramos que es prejuicio absolutamente ofensivo y que se resquebraja al recordar la primera observación electoral internacional en las recientes elecciones presidenciales de los Estados Unidos (2016). En el caso que nos ocupa, la observación internacional forma parte de las prácticas internacionales de las Bahamas, cuyas elecciones generales contarán nuevamente con la observación internacional, pero esta vez a la ya conocida MOE/OEA (11 personas) y de la MOE/CARICOM (10 personas) se suma un Grupo de Observación de la Commonwealth (6 personas). La composición de países en dichas misiones sería motivo para un escrito más amplio pero vale destacar: 1) Antigua y Barbuda tiene delegados en las tres misiones, mientras que San Kitts y Nevis y Trinidad y Tobago en dos de ellas. 2) Venezuela forma parte nominalmente de la Misión de la OEA. Aunque no hay impedimento formal para su participación es muy factible que no sea efectiva, dados los anuncios verbales y en redes sociales que el propio gobierno venezolano ha hecho con posterioridad a la entrega de la carta de su denuncia a la Carta de la OEA.

El marketing ideológico de la participación política también requiere verificación, en eso consiste la legitimidad internacional, ese es uno de los compromisos con la democracia y los derechos humanos. La inédita trilogía de observación electoral internacional (multilateral) solicitada y aceptada por las Bahamas tiene sus propias razones domésticas e internacionales, y las tendencias apuntas que los resultados ratificarán el bipartidismo de la historia política de Bahamas. No obstante, siendo tan cercana en la vecindad caribeña bien podríamos, desde Venezuela, compartir su experiencia de buenas prácticas diplomáticas y electorales.

@mirnayonis

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