Llama poderosamente la atención la incursión del Ministro de Defensa Vladimir Padrino López en el campo diplomático, cuando en recientes declaraciones le exigió al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que renunciara a su cargo alegando que estaba “llevando a esa institución a la desintegración”. La respuesta fue contundente al exigir la obligación de los militares de frenar la represión y el terror contra protestas pacificas. Pocos días después de las declaraciones del General Padrino, la Canciller Delcy Rodríguez en su habitual estilo, condenó las declaraciones del Jefe del Comando Sur de EEUU, Almirante Kurt Todd, quien afirmó que “la reciente crisis humanitaria en Venezuela, podría acabar exigiendo una respuesta a nivel regional” La respuesta de la Cancillería venezolana fue denunciar el supuesto plan del “imperialismo” de intervenir militarmente en el marco de la OEA. Las intervenciones del Ministro de Defensa y de la Ministro de Relaciones Exteriores nos llevan a preguntarnos: ¿cuál es el papel de los Ministros de Defensa del Hemisferio en relación a la OEA? ¿Cuáles son los mecanismos existentes para fijar los alcances de una posición común de quienes tienen la responsabilidad de la cartera de Defensa en los 35 países del Hemisferio?
Por una parte, el esfuerzo de una nueva “doctrina de seguridad bolivariana” nos recuerda los pasos fallidos de una década en la que el Ex-Presidente Chávez trató de impulsar la creación de la Organización del Atlántico Sur para enfrentar al “imperialismo norteamericano” sumando además de los latinoamericanos, a países del otro lado del Atlántico Sur como Libia y Argelia.
Por supuesto que esta propuesta no contó ni siquiera con el respaldo de algunos de los países del ALBA, por lo que las reiteradas propuestas quedaron archivadas gracias a la formula sustitutiva ideada por el Ministro de Defensa de Lula, el destacado jurista Nelson Jobim, quien propuso un mecanismo de alianza militar en UNASUR de alcances imperceptibles, pero que tuvo la virtud de eliminar de las discusiones la quimérica propuesta de crear una OTAS para enfrentar a la OTAN
Por otra parte, las recientes declaraciones de Padrino y Rodríguez, conducen a una reflexión que permita repotenciar una institución existente: la Conferencia de Ministros de Defensa del Hemisferio -que es una reunión política multilateral de carácter internacional iniciada en 1995- para que “los Ministerios de Defensa del Hemisferio promuevan el conocimiento recíproco, el análisis, debate e intercambio de ideas y experiencias en el campo de la defensa y la seguridad” Para cumplir estas atribuciones, se acordó que la memoria institucional fuera ejercida por la Junta Interamericana de Defensa, entidad de la OEA. Uno de los aspectos relevantes de estas Reuniones, es que las conclusiones a las que lleguen los Ministros de Defensa, pueden ser elevados al Consejo Permanente de la OEA para consideración de los gobiernos. Y sin lugar a dudas, ello nos llevaría a volver a potenciar un mecanismo de consulta existente, que los países de ALBA lograron diluir al debilitar una exitosa agenda inicial que propiciaba la defensa de la democracia, la protección de los derechos humanos y la lucha contra el narcotráfico. El hecho de que el péndulo político haya vuelto a privilegiar los mecanismos internacionales orientados a la defensa y promoción de la Democracia y de los Derechos Humanos, permitiría incorporar el cumplimiento de la Carta Democrática Interamericana y la Convención Interamericana de Derechos Humanos, como una nueva perspectiva de Seguridad y Paz, dándole a los Ministros de Defensa el papel de construir el aporte que permita eliminar la represión en pro de la “civilización de los militares” en vez de la “militarización de los civiles”.
@milosalcalay