Carlos Andrés Pérez, el internacionalista – Por Eloy Torres Román

La política exterior de Venezuela, en tanto que conducta del Estado frente al mundo exterior ha sido resultado de una compleja realidad. La historia del país ha sido el nutriente de ella. Venezuela, gracias a Andrés Bello, Luis López Méndez y Simón Bolívar; ésta, inició, los primeros escarceos diplomáticos. Se buscaba, definitivamente la independencia. Ellos, fueron los primeros internacionalistas del país. Ellos absorbieron las ideas que dominaron al mundo; y promovieron la independencia al inscribir la gesta independentista en un contexto internacional.

         Ese esfuerzo por alcanzar la emancipación se nutrió, y ello es importante recalcarlo,   de una axiología, la cual ha sido destruida desde el 4 de febrero de 1992 en adelante. Venezuela, está inserta, no sólo geográficamente, en el la realidad occidental, sino en sus valores. El concepto de “Derecho humano” es una construcción occidental. Los rusos, asiáticos y fundamentalmente los musulmanes, están reñidos con ellos: No forman parte de su arquitectura axiológica; e incluso algunos de éstos, descendientes de aquellos, han construido su liderazgo político con la defensa de los derechos humanos; pero, una vez en el poder se muestran  incapaces de defenderlos y se  comportan cual individuos distantes de la axiología occidental, por defender los basamentos ideológicos del régimen para el que sirven.

          Esto viene a cuento, púes, Venezuela, hoy, está enfrentada a un proceso de desnaturalización institucional. El país, durante 40 años fue dominada (en el buen sentido de la palabra) por las ideas de la democracia, institucionalidad, la legalidad y legitimidad y fundamentalmente, y por el respeto a los derechos humanos; aunque en determinados momentos se cometieron abusos; no menos cierto es que hubo solidez en los mecanismos institucionales para condenar las arbitrariedades y hacerlos respetar: Luego, hubo momentos en los que la realidad, a veces, superaban lo que indicaba la jurisprudencia. Venezuela experimentó un momento de altísima peligrosidad política. Hay que recordar que el tema de los DDHH es un proceso creciente en su evolución. En los años 60 del siglo XX, el tema, aún era muy virgen. Sin embargo, la actuación estatal, con sus imperfecciones, siempre apuntó a respetar y hacerlos valer.

         Venezuela fue reconocida, durante los 40 años de democracia, como un Estado promotor, en todos los foros internacionales, de la necesidad de construir una legislación universal (en la medida que se pudiera, pues había que considerar, las implicaciones axiológicas, más allá de la estructura política interna, de todos los Estados, miembros de la comunidad internacional) y hacerla respetar. Venezuela ha sido esclava de esa fatalidad, la cual nos ha acompañado a lo largo de la historia en general.

         En este contexto surge la figura de Carlos Andrés Pérez. Me he permitido utilizar el cognomento, “el internacionalista”, propio de los profesionales de este noble oficio, que no sólo, los licenciados en Estudios internacionales, para describir a quien recientemente hubiere cumplido 98 años y quien tuvo un desempeño de alto valor estratégico para nuestro país. Todos conocen a este individuo que marcó a Venezuela. Fue militante y dirigente de Acción Democrática desde su fundación. Siempre estuvo a la diestra de Rómulo Betancourt. Desde 1958, fue diputado durante tres periodos; entre su primera diputación, ocupó el cargo de director general del Ministerio del Interior, luego fue titular pleno. Como Ministro de Relaciones Interiores, ejerció su papel en un momento difícil y duro para el país: enfrentar la subversión armada. Luego, y en su segunda diputación, amplió su legitimidad para convertirse en candidato presidencial de AD en las elecciones que permitió a su partido, Acción Democrática, volver al poder.

         Fue Presidente (1974-1979) Posteriormente en su segunda magistratura, alcanzó la más alta votación de la historia electoral del país. Esa presidencia (1989-1994) fue interrumpida a escasos meses de finalizarla, para ser enjuiciado y sometido a la cárcel. Él, cumplió, socráticamente, su condena y salió a la calle. Aprovechó su vigor político, y en el pre ocaso de su vida, tuvo arrestos para postularse como senador; cuestión que logró, pero que fue efímera, pues, el huracán chavista, acabó con el Congreso Nacional y sus cámaras (diputados y senadores) para edificar una Asamblea Nacional, en el marco de la así llamada nueva geometría del poder.

         Hay que destacar a un Carlos Andrés Pérez, cuyo desempeño, como presidente en  dos ocasiones (1974-1979 y 1989-1993) estuvo cargado de agendas muy dinámicas, en lo internacional, las cuales se nutrían de lo indicado por la Constitución de 1961, para defender el interés nacional.

         Carlos Andrés Pérez, como líder, impuso un dinamismo en la instrumentación de una política exterior que descansara en los postulados de la Constitución de 1961. Su primer periodo lo inició en 1974 y culminó en 1979. Su gobierno de orientación social demócrata gozó de un impulso muy estatista; al respecto se debe aclarar que esa orientación basada en los postulados socialdemócratas, significó un relativo distanciamiento de la versión “tropicalizada” con la cual, Rómulo Betancourt, fundador de Acción Democrática, le había impreso.

         Eran los  tiempos de fortalecimiento de las bases del Estado, como agente guía del desarrollo. En el caso venezolano siempre fue una constante. El contexto histórico lo acentuó. Fue todo un complejo proceso; por lo que no podemos obviar que el alza de los precios del petróleo, le permitió impulsar una bonanza económica, con lo cual se fortaleció esa visión estatista. Eran las condiciones de la época. Todas ellas heredaban la añoranza socialdemócrata en la cual el Estado, como elemento dinamizador, lo era todo y asumía funciones, muchas de ellas, propias de la sociedad: el Estado gestor, educador, planificador del turismo, petrolero, siderúrgico. Total C.A.P. era formado en una visión, compartida por muchos políticos y no sólo los populistas latinoamericanos. Basta citar el ejemplo del inglés Clement Richard Attlee, quien, en calidad de Primer ministro, nacionalizó el Banco de Inglaterra, estatizó el carbón, la electricidad, el gas, la aviación, ferrocarriles, siderúrgica y la electricidad. A su vez creo el sistema nacional de salud. C.A.P. siguió al pie de la letra esa visión; la del Estado bienestar, pero en términos tropicales. No obstante, hay que destacar que Pérez siempre tuvo en la mira la promoción de la democracia, tanto nacional como internacionalmente.

         En su primera presidencia, por la cual obtuvo un apoyo multitudinario en votos, el mismo estuvo cerca o superó el 50% de los votos. Lo que le permitió convertirse en un líder nacional e internacional. Fue un hombre vinculado a las causas del Tercer Mundo. Él, se permitió, con audacia, insertar al país en la problemática internacional, en calidad de un actor medio. Aprovechó la crisis que generó el embargo petrolero, como resultado de la guerra del Yom Kippur, en el conflicto entre árabes e israelíes, por lo que los precios del petróleo se cuadriplicaron. El gobierno de CAP se benefició de ingresos extraordinarios.

         El contexto internacional, gracias al citado embargo petrolero árabe y al consecuente aumento de los ingresos petroleros, fue escenario para la predica en favor de los países productores del petróleo. Él, era la voz cantante. Esto permitió, dar inicio a propuestas políticas para promover el dialogo Norte – Sur. Su gobierno fue testigo y actor fundamental en la creación de la Asociación Internacional de la Energía (AIE) Durante ese periodo, se acentuó la distensión mundial y en consecuencia se observó el fortalecimiento de la tesis sobre un Nuevo Orden Internacional. Mientras que regionalmente, se profundizó la crisis centroamericana (Nicaragua y El Salvador), al igual que se avanzó en la delimitación no resuelta con Colombia, bajo un esquema de negociación cuyo nombre fue “Proyecto de Acuerdo Pérez – López Michelsen”.

         El gobierno de CAP, frente a todo el cuadro descrito, desarrolló, la idea de una restructuración del orden mundial, un plan o unas políticas de endeudamiento externo masivo, el cual fue conocido como el proyecto de la Gran Venezuela, impregnado por un nacionalismo económico; ello le permitió la nacionalización del hierro y el petróleo, convirtiendo las recién creadas grandes empresas del Estado venezolano, como la CVG y PDVSA, en puntales de la política exterior del gobierno Nacional para liderar la instauración de un Nuevo Orden Internacional.

         El gobierno de CAP desarrolló una “dinámica” diplomacia, como expresión de la política exterior venezolana, en Centroamérica, al apoyar la lucha insurreccional en Nicaragua y El Salvador, lo que permitió asumir un rol decisivo de gran envergadura, para elevar el papel estratégico de Venezuela en la región y frenar la influencia cubana en la misma.

         C.A.P. promovió el papel del PSOE en España; e incluso, osadamente, llevó en su avión a Felipe González, el entonces joven líder de ese partido; una vez en el aeropuerto y recibido, con todos los honores de jefe de Estado, C.A.P. le expresó al Rey que le traía un regalo. Un acto más allá del protocolo, que resumía los  adelantos de la diplomacia presidencial. Era un hecho, las fuerzas antidemocráticas en España estaban en abierto retroceso, lo que a C.A.P. le permitió sopesar esa realidad. Ayudar al ingreso del líder socialista español, fue un acicate para su triunfo 5 años después, en las elecciones democráticas en España de 1982.

         C.A.P. le brindó un papel significativo a la OPEP, como instrumento del Tercer Mundo, promovió el dialogo, que no enfrentamiento entre el Norte y el Sur. E incluso, tuvo algunos contratiempos con buena parte de la dirección de su partido por no entender el papel que él le confería a la política exterior y al protagonismo que él le daba a su presidencia. Estableció, en un gesto de audacia política, las relaciones diplomáticas con el régimen cubano de Fidel Castro, por lo que fue duramente criticado nacional e internacionalmente

         En síntesis podemos enumerar los distintos pasos que movió en la agenda de la política exterior durante su primer mandato:

  • Su gestión la inscribió en la apuesta por el inicio del diálogo Norte-Sur y apostó por el fortalecimiento de la tesis de un Nuevo Orden Internacional
  • Venezuela jugó un papel determinante en procura de la solución a la crisis centroamericana de Nicaragua y El Salvador, como mecanismo para frenar la influencia cubana en la zona. Esa política jamás fue comprendida por factores internos del país; los cuales manipularon hasta la saciedad para debilitar su gestión. .
  • Venezuela participó activamente en la firma de los acuerdos Torrijos- Carter para la reconquista del Canal de Panamá, por parte de ese país.
  • Se afianzó el papel de la CVG y PDVSA como puntales de la política exterior venezolana.
  • Venezuela fortaleció el papel de la OPEP.
  • Restableció relaciones con Cuba.
  • Amplió y fortaleció las relaciones con Asia, África.
  • Fortaleció la relación con los países socialistas de Europa del Este.
  • Promovió la solidaridad con Bolivia y Belice.
  • Venezuela ingresó al Pacto Amazónico.
  • Venezuela promovió la creación del SELA.
  • Venezuela desarrolló un agresivo proyecto de cooperación con los países de la cuenca del Caribe anglo parlante.

  • Pretendió instrumentar un proyecto de cooperación con Guyana, el cual ha podido servir de apalancamiento para una solución definitiva y satisfactoria por el Esequibo; el mismo nos garantizaría una salida en concreto y sin peligro alguno, al Atlántico. De haber logrado lo que se proponía el ex presidente Pérez, se hubiese logrado una “…”aparente” salida al mar, se convierte nada menos que en un mejoramiento de nuestra posición estratégica desde el punto de vista geopolítico” (Rafael Sureda Delgado en La Guyana Esequiba, Dos etapas en la aplicación el Acuerdo de Ginebra, Biblioteca de la Academia de la Historia Co-edición con la Facultad de Ciencias Económicas y sociales de la UCV. Página 218, Caracas 1990)

         Lamentablemente, la ceguera y mezquindad política no hubieran permitido ese acuerdo; el cual, por cierto, fue un intento por elaborar un proyecto. Jamás fue planteado oficialmente.

  • Igualmente, se llevó a cabo un avance para discutir un mecanismo para un Acuerdo con Colombia para una solución al tema del Golfo. El mismo se llamó como acuerdos Pérez-López Michelsen. Este proyecto de acuerdo sufrió el mismo virus de la mezquindad. Jamás fue discutido. Toda la oposición jugó adelantado y el ex presidente Pérez guardó silencio para desterrar del país todo vestigio de duda acerca de su verdadera intención: resolver un problema que todavía tiene a Venezuela en una situación de indefensión.

          Los Ministros que le acompañaron en su gestión de 1974-1979 fueron: Efraín Shacht Aristiguieta; Ramón Escobar Salón y Simón Alberto Consalvi.

          Durante su segunda presidencia, la cual fue compleja, difícil y contradictoria. Carlos Andrés Pérez. Inició su gobierno en 1989 y lo culmina en 1993, pero, lo hace 7 meses antes de lo previsto en la Constitución Nacional, al ser destituido por el Congreso Nacional bajo la acusación de cometer delitos contra la administración pública. Este líder inicia su segundo gobierno nimbado de una aureola de un presidente que volvería ricos a todos los venezolanos. Su gestión gubernamental se inició con grandes tensiones, provocadas por sectores de la ultraizquierda, organizados con anterioridad quienes aprovechándose del agotamiento del éxito que experimentaba el sistema que emanó en 1958, agotamiento que alcanzó no sólo lo económico sino que llegó, a pesar de los recursos generados por el petróleo, a la sociedad política.

          Un proceso permanente de anti política, estimulado por sectores, para nada inocentes, promovieron el desencanto sobre los partidos políticos. CAP se topó con el problema enorme por demás, de la deuda externa. Fue obligado, por las circunstancias, a firmar una Carta de Intención con el FMI. Esto traía un complejo paquete de medidas económicas para introducir un ajuste estructural, con la finalidad de alcanzar un crecimiento económico, controlar la inflación y los desequilibrios económicos.

          La inestabilidad política, los dos (2) intentos de golpes de Estado (el 4F y el 27N) debilitaron considerablemente a su gobierno. El promovió salidas e iniciativas para lograr la estabilidad política. No obstante, la oposición política al presidente y a su política económica, incluso de su propio partido, le impidió profundizar en la estabilidad deseada, a pesar de algunos correctivos a su esquema inicial, junto a los programas sociales. Todo ello, no fue óbice para su enjuiciamiento: Ese juicio se llevó a cabo con un fuerte sesgo político.

          La situación internacional compleja y contradictoria influyó grandemente en Venezuela. Comenzó un proceso de distensión mundial con el derrumbe del así llamado mundo socialista y el debilitamiento de la URSS. La propuesta de la iniciativa para las Américas, la crisis política en Panamá y la posterior intervención militar en ese país, la cual fue criticada por el ex presidente Pérez; esto, sumado a ello la crisis del Golfo Pérsico marcaron las relaciones internacionales de ese periodo. Se le imprimió vigor y se redefinió la política venezolana en los esquemas de integración económica regional, todo ello presente en un ambiente triunfalista por la democratización y la apertura del libre mercado en el mundo. Se promovió políticas de apoyo externo a la democracia cuando se produjo y se consumó el autogolpe de Estado en el Perú con Fujimori a la cabeza.

          El gobierno de CAP vivió momentos contradictorios. Inicialmente la apertura a la agenda de los procesos geoeconómicos globales y luego, determinado por las circunstancias, el repliegue y el retorno a las prioridades regionales; en ese sentido nos encontramos con una apertura económica que buscó la inserción en la economía mundial. La integración y la solidaridad democrática estuvieron presentes en su permanente discurso, como por ejemplo la propuesta de un nuevo compromiso de la OEA con la defensa de la democracia, la cual fue recogida en el compromiso de Santiago de Chile 1991.

          La actuación internacional de Venezuela se vio comprometida en el caso de Haití, por cuanto CAP asumió como punto de honor el retorno de Arístides al gobierno. El gobierno de CAP dinamizó la actuación de Venezuela en la OPEP, promoviendo e impulsando políticas de asociación, en materia petrolera, fuera y dentro de Venezuela, por lo que propuso el aumento de la producción petrolera ante la crisis del Golfo Pérsico, previa consulta al cartel de la OPEP. Se amplió la participación en el Grupo de Río. Se creó el grupo de los Tres (el G-3).Venezuela, por fin, deja de ser observador en el grupo de los no Alineados, no obstante ante la manifiesta ausencia de la URSS, el ingreso a ese Foro internacional lució como tardío y evidentemente a destiempo.

         Aunque más tarde Venezuela se vio compensada, de alguna manera, con su ingreso al grupo de los 15 (G-15). También se promovieron negociaciones para reconsiderar la obtención de la carta con el FMI Se creó una comisión presidencial binacional con Brasil para la defensa de los recursos en la frontera con ese país.

         Se designó el facilitador para atender la reclamación, por el Esequibo, ante Guyana. Se dio un paso muy importante: la de “desgolfonizar” las relaciones mediante el replanteamiento de las negociaciones globales con Colombia, atendiendo la atención a una agenda de comisiones con ese país, dando impulso a la integración binacional, así como con el Pacto Andino.

         Se promovió la búsqueda internacional para la democracia, entre ellas se promovió el apoyo de medidas severas para restituir la democracia en el Perú. Se mantuvo un proceso de apertura y demás proyectos de integración a una intensidad muy baja y fue evidente el bajo perfil internacional, al que se vio sometido el país a finales de la gestión de CAP.

         En síntesis podemos enumerar los distintos pasos que movió en la agenda de la política exterior durante su segundo mandato, el cual, CAP a pesar del caudal electoral tan grande en 1989, su gestión fue empañada por una rebelión popular. Se inició un proceso de distensión global al caer la URSS. Ello trajo consecuencias serias para la política exterior, pues se evidenció contradicciones en la política exterior. Ello obligó al retorno a las prioridades regionales.

  • La iniciativa de las Américas y la crisis política e intervención norteamericana en Panamá.
  • La crisis del Perú y Haití. Fracaso diplomático en su intento por pretender recuperar el sistema democrático para esos países.
  • Venezuela redefine los esquemas regionales. A partir de un esquema menos centralista y de una apertura económica y comercial.
  • Venezuela en la OPEP. Se propuso aumentar la producción petrolera por la crisis del Golfo Pérsico

Se percibió una vuelta a la Doctrina Betancourt, cuando si gobierno enfrentó dos intentonas de golpe de Estado, por lo que la OEA debía defender la democracia.

  • Se amplió la participación de Venezuela en el Grupo de Río.
  • Se creó un Comisión Binacional: Venezuela y Brasil, para manejar temas comunes de ambos países.
  • Se designaron los facilitadores para el Esequibo.
  • Se crearon Comisiones Colombo – venezolanas para globalizar la relación. Sacar el tema del Golfo de ella.
  • Se ingresó, aunque tardíamente, al Grupo de los No alineados, Luego, al G-15
  • Se mantuvo el discurso de la solidaridad y de la integración.

         En un trabajo anterior escribimos que Venezuela fue visitada por Ion Iliescu; primer jefe de Estado de un país excomunista. Iliescu, llegó al poder en diciembre de 1989, tras participar en el cruento derrocamiento del dictador de los Cárpatos, Nicolae Ceausescu. Meses después, este político rumano, en 1990, ganó las primeras elecciones libres de la tutela comunista. Iliescu, había sido miembro de la nomenclatura comunista hasta que se distanció de ésta, para derrocar al dictador de los Cárpatos y luego participar y ganar las elecciones, como el abanderado del Frente de Salvación Nacional rumano.

         En julio de 1991, este líder visitó al país. El Presidente Pérez lo recibió. Iliescu, en franca conversación con él, le preguntó su opinión acerca de la URSS. El Presidente Pérez, le contestó, “De no haber existido la URSS, habría que haberla inventado”. Eso fue a 3 semanas del golpe contra Gorbachov, en julio de 1991. Ambos, seguramente esperaban un momento de conflictividad en la zona

         El ex presidente Pérez, comprendió, como nadie, la importancia del factor internacional; no como la panacea a nuestros problemas, sino como el instrumento para apalancar nuestra economía e instituciones. Venezuela debía convertirse en un país exportador, no sólo de petróleo o hierro, sino que la empresa privada debía trabajar para ser competitiva. El país, no está, ni puede estar solo y aferrada a unos esquemas y valores ya superados por la realidad misma. El estatismo comenzaba a mostrar debilidades. Para el ex Presidente Pérez, ello significó un reconocimiento a sus errores del pasado, cuando él mismo inició, gracias al petróleo, la circunstancial “Venezuela saudita”.

         La disolución de la URSS marcó la ruptura paradigmática en las relaciones internacionales. Creyó, como muchos, que la salida del escenario geopolítico de la URSS, haría más difícil la política para impulsar nuestra visión, centrada en el dinamismo de las alianzas (con otros actores internacionales, grandes y/o pequeños) para beneficiar a nuestro país. En tal sentido, la URSS, por ser el factor que enfrentaba a los EEUU, servía para afianzar la alianza con Washington; pero, también que se podía aprovechar como elemento de distracción frente a los EEUU; lo que permitía un margen de independencia en materia de decisiones políticas internacionales.

          Lamentablemente eso no fue observado ni ponderado, por los gobiernos que vinieron después de su defenestración en 1993, hasta hoy. El Presidente Pérez, lo logró ver en esos términos y sus ejecutorias en materia de política exterior así lo mostraron. La URSS fue una gran excusa para los países pequeños en afianzar su peso y estatura estratégica; en el caso nuestro, como aliada de los EEUU, pero, con margen de maniobra.

          El ex Presidente Pérez se movió con otras coordenadas. Fue un visionario a quien la mezquindad y odios políticos no le permitieron ir más allá. Sus enemigos, comenzando con los Notables, individuos originados en el siglo XIX y reproducidos en el XX, especie de claque endogámica de clérigos o clase burocrática que se reproduce a sí misma; igualmente los factores de la izquierda trasnochada que observan al mundo con la lente de la lucha de clases o bien con la dicotomía, izquierda o derecha; luego la fiera militar que dormitaba en los cuarteles y que despertó al llamado del resentimiento, en una madrugada de un 4 de febrero de 1992, para acabar con la civilidad e imponer las fuerzas que representan la oscuridad, atraso y corrupción. Basta con observar, el deterioro institucional del país. Hemos perdido fuerza geopolítica, incluso existe la posibilidad de perder definitivamente el territorio esequibo y además, otros territorios, los cuales serán conquistados, no por fuerzas militares extranjeras, sino por un ejército de mafias de  guerrilleros y traficantes de drogas, oro y diamantes. Pobre país. El ex Presidente Pérez fue tan visionario que predijo, que la ruptura del paradigma de las relaciones internacionales, gracias a la respectiva desaparición de la URSS, sería catastrófica para el mundo.

      Carlos Andrés Pérez 1989-1993, fue acompañado, como Ministros de Relaciones Exteriores por: Enrique Tejera París; Reinaldo Figueroa Planchart; Armando Durán; Humberto Calderón Berti; Fernando Ochoa Antich

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