Haití en el 2020 con pocos motivos para celebrar – Por Mirna Yonis
El Calendario de Haití marca dos fechas de cambios (político y telúrico) como hitos significativos y que constituyen las deudas históricas con un pueblo que no logra superar la crónica crisis de gobernabilidad.
Primero, el sismo político cumple 216 años: la Declaración de independencia. Cronológicamente es la segunda de América; también es la primera de una región que hoy conocemos como Caribe pero que en aquel 1804 apenas era registrada como las Antillas (Les Antilles para los franceses).
Segundo, el movimiento telúrico del 12 de enero cumplió una década. El Terremoto de Haití, un sismo de magnitud 7 que afectó zonas fundamentalmente urbanas, de construcciones sin previsiones antisísmicas, en horario laboral, provocando 250.000 víctimas, más de 300.000 heridos, 1,8 millón de personas sin techo. El desplazamiento demográfico de su gente alteró sensiblemente el mapa multidimensional de la pobreza que subsiste en este país.
Este país que comparte la vecindad de la Isla la Hispaniola con República Dominicana es una referencia obligada en sus indicadores sociales y políticos nada envidiable, por su gran vulnerabilidad y por estar en las listas de atención por emergencia. En el último año, se sumaron las protestas de calle que desencadenaban en violencia, las continúas acusaciones de corrupción derivada de la cooperación energética en el marco de Petrocaribe y las peticiones de renuncia al Presidente Jovenel Moise, quien a duras penas estará cumpliendo su segundo año de mandato el próximo mes de febrero. A este cuadro se añade la reciente publicación de un informe que incluye testimonios y conclusiones sobre el tráfico de sexo por comida mediado por las tropas destacadas como parte de la MINUSTAH que concluyó sus 13 años de mandato en octubre 2019. Desde esa fecha, hay una nueva Misión catalogada de tipo político bajo las siglas de MINUJUSTH.
Lo anterior nos permite comprender el por qué la solidaridad con Haití, con el pueblo haitiano, tiene larga data y formatos, tanto en los no tan remotos tiempos de dictadura de los Duvalier (Papa doc y Baby Doc) que culminó en 1986 como en el incesante movimiento pendular entre golpes de Estado y transiciones de democratización. A esto se suman, cada año, los aportes que cada Temporada de Huracanes en El Caribe deja lo suyo en esa porción de la Hispaniola. La ayuda humanitaria y la cooperación internacional multilateral, coordinada por Naciones Unidas, en conjunto con Organizaciones Internacionales No gubernamentales y Misiones de Cascos Azules, han tenido su propio laboratorio de aprendizaje y ajustes en la operatividad, pero lamentablemente los indicadores no son nada alentadores para el pueblo haitiano.
El 12 de enero fue una fecha triste, por muchas razones ¡Nada que celebrar!
@mirnayonis