La combinación de jugadas que está desarrollando la estrategia de nuestra oposición democrática, bajo el liderazgo de Juan Guaidó, Presidente de la Asamblea Nacional y encargado del Ejecutivo Nacional, está resultando efectiva. La presión dura se mantiene y se intensifica, conducida por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia. La acción persuasiva se mantiene desde el Grupo de Lima y la Unión Europea y, en particular bajo la conducción del propio Presidente Guaidó con iniciativas como la ley de Amnistía; pero también su acertado discurso dirigido a los países que tienen dudas sobre la importancia de los derechos humanos como Uruguay y México y su hábil postura frente a China. El juego en dos bandas está logrando que los aliados para el cambio y la transición se incrementen.

Ahora bien, en el marco de la acción persuasiva está causando confusión y malestar la propuesta de la Unión Europea de conformar un “grupo de contacto” para el caso venezolano, que plantea un nuevo ejercicio de negociación y, además adelantó un plazo de 90 días, que en términos generales puede ser corto plazo, pero que en las actuales condiciones de la crisis venezolana, se presenta como una posible bombona de oxígeno para la revolución bolivariana atrincherada en el poder. La iniciativa tiene su lógica y justificación, pero en la experiencia venezolana se recibe con profundo escepticismo.

Estamos conscientes que la negociación es la mejor opción para superar el conflicto; empero, no debemos olvidar que la revolución bolivariana la ha manipulado para ganar tiempo y consolidarse en el poder. Esta apreciación tiene su base empírica, el proceso ha engañado y burlado tanto al Papa Francisco, como a Danilo Medina Presidente de República Dominicana, que con honestidad y responsabilidad trataron de mediar entre las partes.

Son múltiples los casos en los cuales la negociación ha sido el camino, recordemos Vietnam, Sudáfrica, o más recientemente el caso de las FARC en Colombia. Ahora bien, el caso venezolano no es sencillo, frente al talante soberbio y militarista del proceso revolucionario, la negociación es debilidad y solo se asume como un armisticio. Su obsesión por el poder, encubierta en un falso discurso de salvadores existenciales, (después de mí, el abismo) no les permite claudicar ante el enemigo. Jamás han creído en la alternabilidad del juego democrático, esa era la farsa para secuestrar el poder. La comunidad internacional debe estar consciente que asumir un esfuerzo de mediación ante semejante posición, puede resultar como “tonto útil”

Pero, adoptada la decisión de crear el grupo de contacto y comprendiendo la mejor intención de la Unión Europea, un camino eficiente sería trabajar para aprovechar esta instancia, capitalizarla en el marco de la acción persuasiva y no permitir que se convierta en un espacio para el falso discurso bolivariano, que no obstante su colosal fracaso aún conserva fanáticos en el mundo, como Podemos en España o Morena en México.

En la línea de tratar de aprovechar la propuesta, presentamos algunas reflexiones para estimular el debate y contribuir al esfuerzo colectivo de luchar por el cambio. En ese contexto, estimamos fundamental que el grupo de contacto se concentre en un objetivo muy concreto e inmediato, no se puede dedicar a divagar y quemar tiempo como lo aspiran los radicales; en tal sentido, se debería concretar en la conformación, en el plazo máximo de un mes, del equipo de transición y adelantar las bases para la revisión profunda del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia, condiciones indispensables para la celebración de elecciones. En la medida que se avance en tales objetivos, el grupo se podría transformar en equipo de apoyo, orientación y asesoría para el equipo de transición. Como parte del apoyo del grupo de contacto son fundamentales los temas de la ayuda humanitaria y el apoyo financiero para la transición.

El grupo de contacto también debería considerar la adopción de un mecanismo de sanción, como “cláusula gatillo”, que se aplique automáticamente por parte de todos los 28 miembros de la Unión Europea, incluso con el apoyo de otros países europeos no miembros, en el caso que el proceso decida incumplir los compromisos pautados o alterarlos.

Es muy posible que los defensores del proceso bolivariano en el grupo jueguen a paralizar y obstaculizar los trabajos para quemar tiempo; de ser el caso, el resto de los miembros deberían de inmediato denunciar la situación y eliminar el grupo, que no puede convertirse en un mecanismo de chantaje para beneficiar a una parte

Sería ideal que, paralelamente, la Unión Europea participe activamente en la estrategia de alta intensidad, profundizando en las sanciones, que permita trasmitir a la revolución bolivariana el mensaje contundente que ha llegado el tiempo de cumplir los acuerdos de salida en un ambiente de paz y convivencia.

Por otra parte, resulta positivo el mensaje de apertura con China, que podría jugar activamente en la nueva Venezuela, con una economía en crecimiento y respetuosa de las reglas.

China ha demostrado en nuestra región su capacidad para jugar bajo las reglas del mercado y ha comprendido lo negativo que resulta para sus negocios el desastre bolivariano

Con lo difícil que resulta Rusia, con su estrategia del caos en el contexto internacional, el texto que ha circulado del Embajador ruso en España, abre un espacio para incentivar un diálogo bajo las premisas de la transparencia y el respeto de las normas, para una posible relación de futuro.

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