“El príncipe, cuando es querido por el pueblo, debe cuidarse poco de las conspiraciones; pero, cuando tiene enemigos y es aborrecido, debe cuidarse de todo y de todos”.

                                                 Macchiavello

Posiblemente, el hoy líder de la Casa Blanca, no haya leído nunca a Macchiavello. Otros presidentes, que tocan tambor y hablan con los pajaritos, tampoco. Viene a cuento, por cómo la sociedad norteamericana amplía su descontento contra su actual presidente. Las fisuras en su entorno son graves. La anchura de sus oponentes crece en números. Algo similar, lo experimenta un supuesto “obrero presidente”, quien, por un arrebato típicamente monárquico, fue ungido como sucesor de otro presidente quien antes de fallecer, se erigió en testador y le legó el puesto de mando. Hoy, éste, gobierna el país y el número de enemigos es inmenso y creciente. Hay que aclarar que la expresión “obrero” no tiene connotación despectiva, por el contario; decimos “supuesto obrero”, pues nunca trabajó, a pesar de fungir cual chofer de metro bus, cuyo desempeño, según indican los que los conocen, fue muy fugaz. Mucho  reposomedico, de por medio.

Este no es el tema aunque estará presente en la intencionalidad del trabajo. Ironías de la vida. Trump es acosado de inculto y falto de ideas. El intelectual americano Philip Milton Roth recién fallecido; en una entrevista para el New York Times y motivado por su inclinación demócrata, sentenció acerca de Trump (sin nombrarlo) que éste, es un ignorante que le traería un serio colapso a los EEUU; además que es un hombre muy limitado en ideas y expresiones. Su inglés, según Roth, se reduce a no más de 100 palabras y éste, no es sino una especie de “Jerkish”, pero que nunca sería el idioma de Shakespeare. Si bien Nixon y Bush (j) fueron una desgracia, ello lo sentía el ciudadano americano en esos tiempos, en tanto que Trump si lo comparamos con los mencionados, definitivamente es mucho más que una desgracia. Trump es dueño de una “incultura”, pues es un hombre alejado de la historia, filosofía o el arte e incapaz de expresarse decentemente y desconoce las sutilezas del lenguaje; pues bien, él hace que esos Ex-presidentes sean considerados representantes de la cultura americana.En líneas generales, eso lo dijo, este intelectual norteamericano meses antes de morir.

También nos hemos topado con una serie de afirmaciones de actores como Robert Redford y Robert del Niro. Ambos sostienen que Trump pretende reeditar a Nixon en su lucha contra el periodismo, pero, peor, pues lo hace con mayor encono y peligrosidad. Redford, por ejemplo quien interpretó un film acerca del Watergate que escenifico las condiciones y causas que dieron al traste con la presidencia de Nixon, dijo que gracias a la valentía y la honestidad del pueblo americano, dueño de sus valores, los cuales han hecho de los EEUU una nación ejemplo moral para el mundo. Ambos actores coinciden en la división generada por Trump y que afecta a toda la América.

Hoy Trump, desde que llegó al poder, enfrenta los tiempos difíciles. El tiempo que se aproxima será muy duro. El twitter no lo ayuda. Su mejor aliado debería ser el silencio. Pero, es que hay políticos, no sólo en los EEUU, que hablan sin parar y de cosas que desconocen. No se detienen ante el escándalo. Está el caso de un país petrolero; Quien lo dirige, por ahora, debería dedicarse a tocar el tambor y  hablar con los pajaritos y dejar que otros sean los que asuman la conducción del Estado; en este sentido, hace igual que Trump quien no se detiene ante labatahola. Es su nutriente. Ambos deberían ponderar que ello, le podría salir caro insistir con este tipo de escandaloso mecanismo. Veremos más adelante.

Por ahora observemos los hechos que acosan a Trump. Estamos ante el inexplicable despido del Director del FBI; también lo es confusa ya contradictoria la narrativa que ha acompañado esta importante decisión. Todo un caldo de cultivo que alimenta la sospecha generalizada sobre el verdadero propósito y cuyo objetivo apunta a la investigación sobre su equipo de campaña y los vínculos con Moscú. “¿Qué se sabe de sobre, calificada por los medios, como la conexión Trump-Rusia? Algunos creen ese detalle, muy escandaloso, por demás, es equivalente al Watergate. Muchos también se preguntan sobre el hecho de que Trump no pareció anticipar el terremoto previsible causado por el despido del Director del FBI. La Comisión de Información de la Cámara Alta investiga y posteriormente el Congreso tendrá una voz decisiva ante la confirmación del sucesor de Comey, que con razón lo recordaron. En Washington se huele a “Impeachment”. Las elecciones, para completar el cuadro legislativo, serán cruciales para Trump, mientras las mentiras crecen y el desliz sexual contamina el ambiente en una sociedad que se mueve entre los esquemas puritanos y los que no lo son tanto.

El fantasma de Nixon recorre a los Estados Unidos y se pasea por el Potomac. En todo caso el panorama no luce claro para el magnate de los medios. Recientemente apareció un documento que lo acusa de “incapaz”. Ese texto, salió de la misma Casa Blanca y se erige como un miembro de la resitencia a Trump. Es uno de sus colaboradores quien lo escribió. La cacería de brujas aparece, justamente con la publicación de un libro que reitera muchas cosas en su contra. Es un momento difícil para Trump. Los efectos de toda esta sinfonía de elementos  son devastadores. Nos viene a la memoria la seie de TV: “Washington behind closed doors”, protagonizada por Jason Robards que trató del manejo poco escrupuloso que dio Nixon al manejo de la prensa y el maltrato a los servicios de inteligencia que no acataron sus instrucciones. Lo pagó con su renuncia. La sombra de Nixon aparece de cuerpo entero en esta crisis.

Internacionalmente, las cosas no están tampoco claramente favorables para Trump. La política exterior, en manos de Trump ha adquirido una nueva dimensión. Ha abierto varios frentes. Ha contradicho lo que recomendase SunTzu: evitar conflictos con varios frentes a la vez. Pensamos Trump,  se ha deslizado por una dirección, un tanto dogmática, del mismo pensador chino quien defendía en sus recomendaciones la importancia de que en la guerra es clave “…atacar la estrategia del enemigo”. Trump, hombre de negocios, juega duro y propone tal como destaca el pensador asiático, ya citado que “…una estrategia sin tácticas es el camino más lento hacia la victoria. En tanto que una táctica sin estrategia es el sonido que precede a la derrota”. Él pretende imponer su promesa electoral “America first”. No le importa llevarse por el medio a todos, incluso a los aliados. Tiene en mente fortalecer a los EEUU en este siglo XXI. Los enanos han crecido demasiado y China es un grave ejemplo. Su apuesta es conducir a su país a la gloria de los años 50.

Trump, a pesar de su incultura se mueve hábilmente. Ya ha dado cumplimiento a su promesa electoral: retiró a su país del acuerdo nuclear de las seis potencias internacionales (China, EE.UU., Francia, Inglaterra, Rusia y Alemania) con Irán para limitar su programa nuclear a cambio de levantar las sanciones internacionales y multilaterales. La incertitud domina el ambiente. La paz y la estabilidad en el Medio Oriente, parecieran alejarse, pues, Trump pretende obligar a Irán a cumplir otras exigencias claves; dificiles para Irán, su cumplimiento, pero para Trump, ellas, son necesarias para la paz en la región. Ello dibuja una aparente desproporción entre el más fuerte y el débil. Lo que nos confirma acerca de la fatalidad, la cual, “sin querer queriendo” se hace presente en lo que sentenciase Karel Capeck: “ Los Tratados Internacionales sólo están para que los cumplan las naciones débiles”.Igual ocurre con Corea del Norte. Trump promueve un disenso con la Unión europea, México y Canadá; se enfrenta a China, mientras Rusia también es afectada. Lavrov, hace malabarismos diplomáticos para ponderar las aguas. El mismo Trump destaca que gracias a los viejos resabios, todavía no superados por la realidad, hay mucho idiota en las estructuras del gobierno americano. Nada está claro.  Mientras, la diplomacia se mueve, por lo menos al estilo Trump, con Twitter y todo. Ella, observa contradicciones.Si hablamos de diplomacia, estamos hablando de negociación (que no es ningún pecado hacerlo) y de compromisos. Trump ha inaugurado un estilo, el estilo Trump.

No obstante, Trump se mueve en aguas difíciles. Necesita de un Congreso que lo apoye. Vienen las elecciones legislativas y el escenario luce complicado. Sus acciones, sus pasos deben ser ponderados, pero necesita un golpe efectista que lo revitalice internamente y que aleje esos serios y graves nubarrones que amenazan su firmamento gubernamental.

Por ahora, Trump, apuntó su dedo hacia Venezuela, al señalarla, al igual que a Nicaragua y en menor tono a Cuba. Sostiene que son regímenes comunistas dictatoriales que amenazan a sus pueblos. Trump procura mostrarse enérgico frente  a éstos. El mundo ha cambiado y quienes no lo reconocen pueden verse afectados por una tormenta perfecta que se cierne sobre sus países. Venezuela está atrapada. En este sentido, hay que decirlo, tradicionalmente las relaciones de Venezuela se movieron al son de una relativa ponderación. Nunca vistieron el traje de la conflictividad. Hoy vestimos una moda, copiada tardíamente, y muy mal, desde Cuba. El liderazgo cubano de los años 60 del siglo XX era vigoroso, encantador. En ese entones, millones creían ver la reedición del David contra Goliat. Era la encarnación del Buen salvaje transformado en Buen revolucionario. Palabras magistrales de Carlos Rangel en su libro “Del buen salvaje al buen revolucionario”. Hoy el siglo XXI, en Venezuela, lo que vemos es una nomenclatura que se ha empoderado de millones de dólares para satisfacer su codicia crematística y visten un traje confiscado con el engaño. Jamás hubo una gesta revolucionaria ni heroica. El presidente se dice ser un obrero y cierra todas las empresas, mientras habla de la clase obrera. Esa clase no existe, pues si no hay empresas, no hay trabajo, y obreros menos.

Hace un tiempo el Dr. Ricardo Haussman advirtió acerca de un escenario posible para la Venezuela de este siglo XXI. La crisis en Venezuela enseña una dentadura fea, cariada por la corrupción. Sus fuerzas armadas, penetradas por el tráfico de drogas, las fuerzas policiales igual. El país se deshace. No hay interés nacional. Lo perdimos desde el momento que colocamos al frente del poder a un chafarote. Éste, jamás ganó guerra alguna; por el contrario: en dos ocasiones se rindió “raudo y veloz”, como quien dice, y sin chistar (el 4 de febrero de 1992 y el 11 de abril de 2002). Hoy, nos lo venden cual héroe patrio. Todo un Dios que nos ve desde el cielo. Sus ojos están en las paredes de los ranchos con ladrillos construidos, gracias a las misiones populistas;  igual pasa con el presidente-heredero a quien, la propaganda oficial, orwellianamente, vende como un presidente obrero. Una ironías de la vida; un país donde no hay obreros, pues las empresas, en su mayoría, han sido cerradas, por la vía de los decretos revolucionarios, se habla pomposamente de un Presidente obrero.

El país estalla. La gente huye hacia donde puede y donde los reciben. Se ha creado un estado de tensión con los países vecinos. Se requiere una respuesta; el drama crece y puede explotar cual bomba de hidrogeno. Todos estamos preocupados. Venezuela es un serio problema para la región.Trump puso su dedo sobre su geografía existencial. Las cartas están sobre la mesa. Quien no las ve, es porque no lo quiere hacer. No hay peor ciego que el que no quiere ver, muy sabiamente repetía Evarista, mi abuela paterna. A propósito, jamás pensé escribir, esto que escribimos. Esperamos equivocarnos, pero, es que vemos la realidad a través de los hechos y no por lo que creemos.

@eloicito

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