Imagen relacionada

Estábamos por salir a situarnos en el mundo real. Próximos a abandonar la fantasía de la militancia en el dogmatismo. El sueño de lograr el paraíso terrenal se desvanecía. Las atrocidades cometidas en los regímenes del llamado “socialismo realmente existente” estremecía la “fibra revolucionaria” de los jóvenes.

Los acontecimientos de una década que conmovieron al mundo en las más diversas manifestaciones dejarían huella en la generación de los sesenta. Desde la mítica esperanza de “tomar el cielo por asalto” con las armas, hasta las luchas contra la discriminación racial y la guerra de Vietnam. Ninguna actividad se escapó de la ola transformadora que recorría el mundo, la era de los Beatles en la música, el arte pop, el boom de la literatura latinoamericana, la minifalda y la píldora anticonceptiva entre otros acontecimientos signaron ese tiempo. Nos sentíamos orgullosos de vivir en esa época de frenéticos cambios.

Al final del decenio la Unión Soviética invadió Checoslovaquia, entre los jóvenes venezolanos ese suceso tuvo especial repercusión, por esos días se estaba celebrando el Festival Mundial de la Juventud en Sofía la capital de Bulgaria, muchos de los delegados venezolanos que regresaban del evento, hicieron escala en Praga y presenciaron la invasión y la reacción del pueblo checo ante la presencia de las tropas soviéticas. Sus relatos al regresar al país y sobretodo la publicación del libro de Teodoro Petkoff  “Checoslovaquia: el socialismo como problema”; propiciaron un intenso debate en el seno del partido más antiguo de la izquierda venezolana (PCV) y los vientos renovadores de la época, dieron origen a un nuevo movimiento el MAS.

En el medio de la polémica y el contacto con la realidad, en el recorrido por las barriadas populares escuchábamos la música de moda, Héctor Lavoe, Willy Colón y Rubén Blades sonaban en todas partes con “La murga de Panamá”. Luego nos enteramos que en ese país la denominación corresponde a grupos de músicos callejeros que operan especialmente en carnaval.

Más recientemente Panamá está de moda en Venezuela, esta vez no por la música, sino por ser el primer país latinoamericano que adopta medidas sancionatorias contra funcionarios del gobierno venezolano, las medidas incluyen 16 empresas registradas en ese territorio durante los últimos tres años por la familia Malpica-Flores.

El gobierno venezolano respondió suspendiendo toda actividad económica y comercial a un grupo de empresas panameñas, con tal acción el resultado afectó a centenares de venezolanos, sobre todo en el caso de la aerolínea COPA una de las que más vuelos internacionales aún mantiene en nuestro país, llegando a cubrir el 36% de los vuelos hacia Latinoamérica.

Hay análisis que explican la reacción del gobierno como una medida que intenta evitar que otros países latinoamericanos sigan el ejemplo, otros señalan que además de los funcionarios encabezados por el Presidente Maduro, el señalamiento contra las empresas, que ya por investigaciones de medios digitales venezolanos desde el año 2015 habían detectado a los propietarios, es otra causa que motivó la reacción gubernamental.

La mayoría de los integrantes de la cúpula gobernante, provenientes de la vieja izquierda, se resistieron a renovar el pensamiento y permanecen aferrados a las añejas y fracasadas fórmulas, que han conducido al país al desastre actual.

Ellos también recorrieron frecuentemente las calles en el pasado –no con música– sino manifestando contra la corrupción y la represión. Aunque no lo hicieron solo en carnaval, el cinismo y lo mendaz de su discurso, la falsedad e incongruencia de su comportamiento han quedado al descubierto porque las máscaras se han caído, develando su verdadero rostro y el del proceso que dicen impulsar.

@lmesculpi

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *