En momento en el que escribimos este artículo, somos testigos de cómo los medios y redes sociales en América, pero principalmente en Venezuela, están muy impactadas ante la noticia de que el Presidente de EEUU, Donald Trump, no viajará a la VIII Cumbre de las Américas, a celebrarse en Lima-Perú, los días 13 y 14 de abril, ni tampoco visitará Colombia, en su primera incursión a América Latina como inquilino del Salón Oval de la Casa Blanca.
Ello se debe fundamentalmente a que:
“El presidente permanecerá en EEUU para supervisar la respuesta estadounidense a Siria y vigilar los acontecimiento globales”, explicó Sarah Sanders, portavoz de la Casa Blanca, en un comunicado. Sanders agregó que “a petición del Presidente, el Vicepresidente viajará en su lugar” (…) El Presidente estadounidense prometió este lunes responder “contundentemente” al presunto ataque químico registrado en Siria, del que responsabilizó al gobierno de Bashar al-Assad y dijo que tomará una decisión en las próximas horas sobre cuál es esa represalia. “No podemos dejar que esto ocurra en este mundo, especialmente cuando, gracias al poder de EEUU, tenemos la capacidad de pararlo”, recalcó el mandatario (…)” Fuente: El Nacional
Esto nos lleva a lo que es el título del presente artículo, respecto a que “América es un tema importante para EEUU… pero no tanto”, en el sentido que si bien, nuestro Hemisferio ha subido en su prioridad para el radar de la Casa Blanca y para el Departamento de Estado, no es menos cierto que la responsabilidad de la nación del norte tiene alcance global, y más cuando Trump ha dado visos de querer recuperar la senda del llamado “Excepcionalismo Estadounidense” para recuperar espacio ante otras potencias como Rusia y China, frente a las cuales para muchos, los EEUU han cedido su espacio de Policía Mundial y de Principal Cabeza de Bloque global que controla ambiente, procesos y resultados en la política internacional actual.
Trump busca sin duda diferenciarse de su antecesor, el Ex-Presidente Barack Obama, quien salió de la Casa Blanca con la percepción de ser blando, al ejercer la Política Exterior con base en su “Liderazgo Benevolente o el Leading from Behind”, que hizo que incurriera en amenazas que luego no fueron creíbles ante lo cual perdió objetivamente poder, y fue precisamente en Siria que ello ocurrió; tan solo recuérdese la frase de: “El gobierno de Bashar Al Asad ha pasado la línea roja”, refiriéndose a la primera ocasión en que el gobierno sirio utilizara armas químicas contra tropas rebeldes, frente a lo que EEUU no hizo nada, y al contrario, Rusia ganó impacto e influencia por su cercanía al gobierno de Assad.
Ahora a Trump le toca enfrentar verdaderos temas de Estado: a Siria y a una posible escalada, donde se puede cruzar con los intereses rusos en la zona, cosa que podría derivar en un conflicto de trascendencia global, al tiempo que debe sortear una posible guerra comercial con China y el devenir de las conversaciones con el gobierno de Corea del Norte para suspender su programa nuclear; donde un exceso, un paso en falso o una decisión apresurada podrá marcar, tanto un resultado adverso en las Mid-term Elections, y hasta por que no decirlo, su permanencia en la Casa Blanca para un segundo mandato. Por ello Trump permanecerá en Washington.
Ahora bien, hablando de América Latina; de la “Cumbre de las Américas y del caso Venezuela”, hay que aclarar que a veces se generan demasiadas expectativas sobre algo que no puede darse en realidad. El público en general, el ciudadano común espera que de la reunión surja una resolución o una “Sanción contundente contra el régimen de Maduro” y ello, en nuestra humilde opinión, no ocurrirá así. Primero porque la Cumbre de las Américas es un espacio de diálogo político y de concertación política que tiene un tema central de importancia, siendo el de este año y sus tres ejes temáticos “Gobernabilidad democrática y corrupción; Corrupción, Desarrollo sostenible y aspectos de cooperación; Institucionalidad internacional y alianzas público-privadas”; de allí que la declaración de la Cumbre debería referirse a estos temas, más aún cuando galopa por el continente el caso Odebrecht y sus consecuencias sobre países como Perú (Caso PPK); Brasil (casos Dilma y Lula) y lo que vaya dilucidándose en el futuro inmediato y como los países y sus Estados de Derecho deben protegerse y fortalecerse frente a un cáncer para la democracia y para la confianza de los ciudadanos a ella como lo es la corrupción.
Lo que si pensamos es que habrá presidentes, como es el caso por ejemplo de Mauricio Macri de Argentina que hará alusión directa al tema Venezuela y pedirá que sea incluido dentro de la agenda de la cumbre, lo cual deberá ser votado y aprobado de acuerdo al modus operandi, más aún porque la realidad de nuestro país se ha convertido en un problema de seguridad regional, más aún cuando ya se habla de que cerca de 4 millones de venezolanos han emigrado, principalmente a destinos de Centro y Suramérica, por la Crisis Humanitaria que se padece en Venezuela debido a la falta de alimentos, medicinas, la inseguridad personal, jurídica, la Hiperinflación más alta del mundo y el tozudo interés del régimen de Nicolás Maduro de permanecer y perpetuarse en el poder aún a costa de convertirse en un régimen totalitario, contrario a la Democracia y a los Derechos Humanos, que desde la Cumbre de las Américas de Quebec (2000), y de la promulgación de la Carta Democrática Interamericana (2001), se han convertido, “de una forma de gobierno a valores que es preciso garantizar y defender” en el Continente Americano.
Por consiguiente, creemos que en Lima, en el caso del tema de Venezuela en el marco de la Cumbre de las Américas, puede aparecer el asunto o no en la Declaración Final, pero lo más importante será lo que se geste “tras bastidores”, como una posible coordinación y acción conjunta en el marco de la OEA y de la mano con los países que componen el “Grupo de Lima” para ejercer mayor presión sobre el régimen de Maduro y tratar de contribuir a una transición pacífica, constitucional y democrática en Venezuela, más aún ante la inminencia de las elecciones del 20 de mayo, y a la cual la Alternativa Democrática venezolana ha decidido no concurrir al no haber condiciones óptimas para la competencia electoral en igualdad de condiciones.
Volviendo a los Estados Unidos, y en estrecha relación con lo dicho, pensamos que Trump también suspende su viaje a Lima y a Colombia y envía en su lugar al Vicepresidente Mike Pence a la Cumbre de las Américas porque la línea de Política Exterior Norteamericana hacia el hemisferio y hacia el tema Venezuela está “Estratégicamente claro”, ya que es un problema que ha estado más tiempo en el radar, y por ende, ha podido ser pensado, coordinado y planificado en términos de acciones, no así el tema sirio que pudiera amenazar la paz y seguridad globales.
Por otro lado, pero no menos importante, y ya yendo al nivel de análisis individual, Pence recientemente hizo una gira por América Latina, así como también el Ex Secretario de Estado, Rex Tillerson, lo cual deja claro que EEUU como país y estructura burocrática tiene totalmente claro cual es su interés y objetivos estratégicos en la región, y además Pence es un político más corrido y prudente, con más rasgos de estadista que el mismo Trump, con lo cual la línea de trabajo no debiera sufrir mayores sobresaltos.
Para finalizar, y ya como comentario un poco más académico, debemos recordar que países desarrollados y con institucionalidad fuerte como lo es Estados Unidos, tiene claro lo que es su “Interés Nacional” que no se ve distorsionado por cambios en su liderazgo y por dinámicas políticas-partidistas de carácter coyuntural; razón por la que sea Trump o Pence quien viaje a América Latina e intervenga en la Cumbre de las Américas, no son ellos en si mismos quienes hablan, sino que representan un interés superior, como es el de EEUU, que tiene entre sus valores, la exportación de la Democracia Representativa Liberal y el Imperio de los Derechos Humanos a escala universal, para garantizar la paz, la libertad y la justicia a nivel global.
@carlosjrlunar