Desde la literatura recordamos la metáfora “el Rey está desnudo”, expresión que ilustra lo que ocurre al gobierno bolivariano luego de su arbitrario e irracional retiro de la OEA, que se inscribe en una larga lista de irracionalidades y contradicciones de un gobierno, que en su falso discurso pregona un supuesto humanismo; empero, en la práctica desarrolla la violencia, prueba fehaciente los “colectivos del amor”, violencia que se empieza a revertir y hasta la ONU la denuncia, ¿será la ONU el próximo enemigo?.
El retiro de la OEA nos afecta a todos, para los más débiles, y este es el supuesto gobierno de los pobres, elimina un recurso complementario para la defensa los derechos humanos, pero el efecto más devastador es para el propio gobierno pues se desnuda ante el Mundo, como un gobierno que no cree en los derechos humanos, ni en la democracia, ni en su propia Constitución. Ahora bien, el proceso bolivariano debe estar celebrando, pues se suman a la dictadura cubana, como los gobiernos “victimas del imperialismo” ausentes de la OEA.
El objetivo fundamental del proceso bolivariano no es otro que perpetuarse en el poder, para eso el libreto marxista resulta conveniente, incorpora en el discurso al pueblo, al que somete, amedrenta, manipula y paraliza. Para el control de las masas, empobrecerlas, someterlas a las dadivas de bolsas y tarjetas de la patria es parte fundamental del proceso. Un pueblo sumiso y con hambre esperando la limosna, la mano salvadora del poder que, con un creciente control mediático, oculta los hechos, crea mitos, repite insistentemente la mentira para hacerla verdad, quienes se opongan, por lo pronto, los reducen a traidores a la patria.
Controlar todo es el objetivo, procesos productivos, medios de producción, medios de comunicación, el poder judicial, todos los poderes públicos, la educación, la cultura e incluso el entretenimiento. Hoy nos encontramos con generaciones que se han formando bajo este esquema de control. En la línea del control también se inscriben las relaciones internacionales y para ello el discurso explosivo, anti-sistema y cautivante, el carisma arrollador del líder, pero, fundamentalmente la abundancia de la chequera petrolera despilfarrada entre corrupción y la compra de silencios, aliados y consciencias.
Parte del control de lo internacional conllevó, entre otros, minimizar o eliminar instituciones que pudieran ser obstáculos al autoritarismo, de allí el rechazo a la OEA, a su institucionalidad en materia de derechos humanos y defensa de la democracia. En este contexto, los miembros de la ALBA inician una campaña de desprestigio del sistema interamericano y promueven la creación de una institución alternativa con la CELAC. El proceso bolivariano ha ido más lejos, primero al retirarse de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos en septiembre del 2012 y, ahora, al retirarse de forma arbitraria e inconsulta de la OEA en su conjunto.
En la línea del control de lo internacional, el Tribunal Andino de Justicia también representaba un potencial obstáculo, lo que suma para el irracional retiro de la Comunidad Andina en el 2006. Para controlar también conviene la creación de nuevas instituciones, en principio sumisas al discurso y a la chequera, como ha sido el caso de la ALBA y también la UNASUR.
Con el arbitrario e inconsulto retiro de la OEA los venezolanos perdemos una instancia jurídica complementaria en la defensa de nuestros derechos, por lo que la decisión también afecta nuestro ordenamiento constitucional y puede considerarse, desde esta perspectiva, como nula e inconstitucional. Pero el retiro afecta con mayor intensidad al propio gobierno bolivariano, pues lo presenta ante el Mundo como un gobierno que no respeta los derechos humanos, la democracia, ni su propia constitución.
El gobierno bolivariano, por su propia decisión incrementa su aislamiento y la desconfianza de la Comunidad Internacional, y lo hace en el marco de una profunda crisis económica y social, requiriendo cada día más del apoyo de la comunidad financiera internacional. El retiro de la OEA representa otro punto negativo de un gobierno que, se presenta ante el mundo cada día más autoritario, soberbio e irresponsable.
Ahora bien, dado que el retiro definitivo se produce dentro de dos años, los países miembros de la OEA no deben bajar la guardia y mantenerse firme en la presión; por lo pronto, debería realizar la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores que ha sido aprobada para evaluar el caso venezolano, como un mecanismo de presión y apoyo al restablecimiento del orden constitucional.