Un portaaviones y varios barcos de guerras de EEUU se han dirigido a la Península de Corea. Se vislumbra un conflicto, pero vestido con el traje de la realidad nuclear. Pyongyang, está en el centro de un juego de poder global que se proyecta peligrosamente desde Asia.

Este creciente conflicto forma parte de una realidad mucho más compleja. Enfrentamos unos escenarios en los que se hace evidente el cambio de paradigmas para comprender la lucha por el poder en las relaciones internacionales. El primer escenario es el de Corea; tan peligroso como el segundo; es decir el Medio Oriente. En el primero observamos a EEUU frente a China y en el segundo a EEUU frente a Rusia. Ambos muy peligrosos y en ambos EEUU está presente.

No había que tomar tan, al pie de la letra, las sugerencias epistemológicas, tanto de Fukuyama o de Huntington, como a los constructivistas como Wendt, para comprender y concluir que el poder sigue el centro de las preocupaciones de los actores internacionales. Vemos, por ejemplo, Trump escogió enfrentar a ambos peligrosos escenarios. Aunque el primero es más peligroso que el segundo.

El Presidente Trump no se despeinó para tomar la decisión de hacer acto de presencia en ambos. Preocupa ese hecho. En una demostración de fuerza ordenó lanzar cohetes Tomahawk contra una base militar siria y  concomitante ordenó enviar a la península coreana, un portaaviones y otras naves más, con arsenal atómico, miles de soldados y aviones para una eventual situación bélica en la zona. Al parecer no se sabe si hay un plan preconcebido para hacer valer esa demostración de poder. Lo preocupante en sí, y hay que precisarlo, es el hecho que el bombardeo a esa base militar siria fue un claro “mensaje a García”, como quien dice, pues se hizo cuando la visita de Xi Jinping. Días antes, Trump había dicho que EEUU podían resolver el asunto de Corea, aun sin la ayuda de China a la que le había solicitado su colaboración. El caso es que el Trump, mientras degustaba un filete y tomaba vino californiano, con el huésped chino, ordenó el ataque a Siria. Xi Jinping comprendió lo que quería decir Trump cuando éste, hablaba de bailar solo en la península coreana sin su compañía.

Xi Jinping y Trump disfrutaron varias horas en Florida. Corea del Norte, evidentemente fue el tema principal. Trump no pudo convencer a su huésped a tomar medidas concretas contra el régimen de Corea del Norte. Hay que precisar que China está molesta con el excéntrico dictador Kim Jong-Un, puesto que ha realizado dos pruebas nucleares durante el último año. Éstas, fueron realizadas junto a otras, con misiles, incluso desde un submarino. Estas pruebas contradicen su espíritu que busca un clima favorable y estable en la región, por demás libre de armas nucleares. Es un deseo comprensible y hasta creíble por parte de China.

Esta información no trasciende a los medios internacionales de información, pero, China aplica, en su estilo, sanciones al régimen de Corea del Norte. E incluso le amenazó con sanciones más duras, de continuar con sus jueguitos ensayísticos para demostrar su  fuerza nuclear en la región. No obstante, China teme el colapso de ese régimen que se deteriora cada vez más, lo que implicaría una estampida de millones de ciudadanos coreanos hacia Corea del Sur y hacia la misma China. Rusia, también debe observar el mismo temor. Pero, para China es vital que la presencia norteamericana esté bien lejos de sus fronteras; por lo que el drama coreano, de producirse la esperada debacle, acercaría esa posibilidad y ello no es del gusto para Beijing.

Trump, o bien sus asesores le hicieron comprender acerca de la realidad tan compleja que envuelve a Corea del Norte y a toda la península. Ésta, a diferencia de Siria es más importante para la seguridad nacional de EEUU. Hay quienes consideran poco probable que la tecnología coreana pueda hacer que esos misiles tengan éxito. Ellos hasta ahora, han fallado en sus pruebas. No obstante, entre ensayo y error es factible que los coreanos superen su poca destreza y sus pruebas le enseñen una mayor precisión. Hay que reconocer que de los errores se puede aprender. En pocos años, ellos podrían ponerse a tono y desarrollar su propia tecnología para alcanzar el territorio norteamericano con armas nucleares.

Por ahora, Corea es solo una amenaza. El  tiranosaurio, como le llaman a Rex Tillerson, Secretario de Estado, ha optado por una política agresiva y ha abandonado la “paciencia estratégica”; no sabemos si es la más correcta, puesto que, en paralelo, está en marcha la práctica de blandir la amenaza para meter miedo. La presencia masiva de tropas norteamericanas en Corea del Sur proporciona un elemento visible de persuasión. Ahora, aventurarse  en un juego de poder con Corea del Norte en el terreno militar, puede ser poco apropiado y por demás peligroso. Es como dicen: apagar un incendio con gasolina incluso si es el único líquido que se dispone.

Hay que precisar algo que en la teoría política y de la decisión es clave. Nos guste o no, cuando se trata de amenazas hay que tener claro su dimensión. Vemos que en este caso Corea luce granítica. Primero, tiene a su población prisionera de su dictadura; luego, está Corea del Sur, su capital Seúl es una eventual víctima de una represalia del norte. Un ataque del norte generaría serios problemas ambientales a la región. Seúl está a tiro de cañón de Corea del Norte. Ello le quita el sueño a los coreanos del sur. Se preocupan con gran razón; máxime que autoridades norteamericanas hablan como si estuvieran tomando un helado, acerca de ataques preventivos a Corea del Norte. Es muy difícil y complejo lo que experimenta la ciudadanía de Corea del Sur.

Sin duda, un conflicto bélico sería la peor opción. En tanto, es necesario sentarse a conversar con el régimen de Corea del Norte y negociar una salida, sería, la mejor opción de las peores. Para EEUU es muy difícil, debido a que ese régimen es una autocracia medieval, pero que tiene la bomba atómica. El régimen subyuga a su pueblo y es opresivo en demasía con éste. El realismo te obliga a respetar las circunstancias, por lo que “sin querer queriendo”, el propio Trump, hombre de negocios, durante la campaña electoral, lo planteó entre bromas: “me sentaría a comer hamburguesas con el hombre fuerte de Corea del Norte”, dijo. Todo mensaje genera consecuencias. Hoy hay algo de por medio que se puede reactualizar para iniciar un difícil camino de negociación. Hoy, la Casa Banca busca resolver el tema de los misiles. Un paso, sería la firma de la paz que no se ha concretado desde que terminó la guerra  entre las dos Coreas. Un acuerdo de paz sería un buen comienzo. La guerra entre ambas Coreas terminó en 1953, pero la paz ha estado asegurada por la fragilidad de un armisticio entre ambas Coreas. Según se dice, el armamentismo coreano es producto de su paranoia. En tanto que la construcción de la bomba atómica es un seguro de vida para su régimen. Kim Jong-un insistirá con una obsesión demencial para lograr su objetivo, siempre y cuando observe una amenaza del exterior. Por otra parte, en caso de lograrse un esquema de seguridad en la región en la cual China y sus intereses salgan beneficiados, entonces China ejercerá presión sobre Corea del Norte para impulsar los cambios que los propios ciudadanos norcoreanos deben realizar. La presión china sobre el dictador Kim Jong-un se observará viable y posible.

Mientras, Corea y su dictador, buscan escapar de la tutela china. Ellos saben que es una fatalidad la cercanía geografica  a la cual se ha visto sometida a lo largo del tiempo. Su abuelo el Mariscal Kim Il Sung fue el precursor de una teoria bautizada como la idea Juche. Es la ideología oficial de Corea del Norte.

Fue mencionada, por primera vez, en Indonesia, durante un discurso que hiciere Kim Il Sung en 1955 y ampliada en 1965. Con ella el autócrata coreano mostró al mundo la idea de cómo solucionar los problemas de los países en desarrollo. Ella es presentada como la gran teoría para garantizar, para Corea su “independencia política, autosuficiencia económica y autodefensa militar.” El marxismo-leninismo es la ideologí­a polí­tica oficial, mezclada con elementos absurdos, propios de una autarquía política, que se expresa como una teoría. Ahora, nos importa destacar el elemento central que nutre esta teoría. Para Kim Il Sung lo importante era no depender de ninguno de los dos gigantes comunistas que le rodeaban, a saber: China y la URSS, para ese entonces. Ello, con la Federación rusa y Putin al frente, na ha variado, puesto que la ideologí­a Juche resume una corriente, en el mejor estilo asiático, ultranacionalista.

Corea está dispuesta a ir directo a una confrontación para hacer valer su condición de país que no acepta la humillación de depender de otros. Kim Il Sung fue un exponente abiertamente claro en ese sentido: Su hijo a quien heredó ese poder no fue más allá, pues la naturaleza no le ayudó; en cambio su nieto, el actual jerarca coreano, según inician los medios de comunicación asume la titularidad de la teoría y busca un espacio para su país en el concierto de las relaciones internacionales.

Bertrand Badie, en su libro “Le Temps des humilles” trabaja una tesis, muy interesante, por demás, según la cual, habría que comprender la patología que sacude las relaciones internacionales. Éste, analiza, como el débil es humillado por el más fuerte y encuentra que ello, en las relaciones internacionales, es una constante fatalidad.

Este autor destaca múltiples ejemplos. Durante un curso realizado en el Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI) sobre China, mencionamos, justamente ese papel, esa práctica, por parte de los países occidentales frente a China. Tras las guerras de opio, China fue “humillada”, mediante la “confiscación” de sus puertos, la consideración de su país como de cuarta categoría y la preponderancia del occidental frente al chino. Es un ejemplo que condiciona y obliga a buscar en esa “humillación” la savia para comprender como China observa al Mundo con los ojos de la revancha. Eso está por verse y quizá el autor apunta en esa dirección. Lo mismo ocurre con el Imperio otomano y por qué no decirlo, los países africanos, árabes, como los latinoamericanos y los países de Europa del Este, sometidos a esta fatal condición, posiblemente encuentren elementos suficientes para desarrollarse y enfrentar la decadencia occidental.

@eloicito

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