La prensa mundial unida al desplome de la bolsa y el fracaso de las encuestas, demuestran que persiste una crítica generalizada por el inesperado triunfo electoral de Donald Trump. Pero a pesar de que siguen cobrándole los errores del pasado,  las primeras palabras del Presidente 45 de EEUU son un buen inicio al confirmar lo que hemos opinado algunos comentaristas antes de las elecciones: Una cosa es el candidato Trump y sus polémicas e inaceptables intervenciones populistas en una campaña electoral que fue muy agresiva  de parte de ambos candidatos y otra muy distinta será una vez resulte juramentado como Presidente. El Presidente electo en sus palabras iniciales llama a la reconciliación y unidad de los norteamericanos, ofrece curar las heridas y promete  ser “el Presidente de todos los americanos”. Por supuesto que ha pisado muchos callos, los que deberá “curar” como el mismo ofrece. Tendremos que esperar y aspirar que así sea.

Otra lectura es el mensaje que algunos candidatos ofrecen en un Mundo que se encuentra en profunda transformación tanto en el Norte como en el Sur. Los  dirigentes que aspiran a conducir los destinos de una Nación deben ser transparentes: el líder de hoy debe actuar con valentía al definir los problemas;  enfrentar las elecciones escuchando el clamor popular y gobernar con sabiduría incorporando a todos los sectores, especialmente a los más críticos. Claro que surge una nueva amenaza: el riesgo de que se multiplique un “populismo” inaceptable que es la enfermedad de la democracia. No se puede ignorar que la sociedad civil exige una mayor participación en las definiciones de su propio destino.

Por supuesto que la Presidencia de Trump no será nada fácil. Pero hay que destacar que los estadounidenses no sólo votaron por el Presidente, sino por el Congreso, en el que los Republicanos mantienen mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, por Gobernadores, por Alcaldes, por el sistema judicial, en el que están muy atentos los trabajadores, los empresarios, las minorías y la opinión pública. Y en EEUU por más que tengan un sistema presidencialista, un Jefe de Estado no puede hacer lo que le da la gana, como lamentablemente si han hecho en Venezuela tanto Chávez como Maduro al alejarse de sus promesas iniciales y de la Constitución. En el caso de nuestro vecino Brasil, las instituciones (a pesar de la responsabilidad de todos los sectores políticos en el tema de corrupción) no le permitieron a Dilma hacer lo que le daba la gana, por lo que se produjo el impeachment, la separación de la Presidenta del poder, y el terremoto político que castigo a los candidatos del Socialismo del Siglo XXI con la derrota.

Para la “diplomacia de los carritos chocones” que conduce nuestra Canciller, los insultos contra el Presidente de EEUU serían por igual contra Obama, Clinton, Trump o cualquier otro candidato. A su vez, para la Venezuela democrática del futuro, debemos resaltar la esperanza de que el nuevo gobierno de EEUU, reitere su lucha en pro de los principios y en particular promover y apoyar la Democracia, la Libertad y el respeto de los Derechos Humanos que permitan asegurar  una América Latina orientada a un desarrollo sostenible basado en la a dignidad y en una mejor calidad de vida  a través del voto  y el respeto a las instituciones.

@milosalcalay

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