Si hay algo más complicado que dialogar y negociar en Venezuela entre la oposición y el gobierno es el acuerdo de paz que firmó el Presidente Santos con las FARC y que debe ser ratificado en los próximos días.
La carga emocional para las víctimas inocentes y sus familias es de una dimensión que poco nos imaginamos. Son 68 años de guerra cruel y dura. Cientos de miles de afectados, asesinatos, muertes innecesarias, torturas, secuestros y maltratos a granel. ¿Sirvió para algo trascendente este conflicto que se inició en 1948? No. ¿Repercutirá en futuras generaciones como una fatalidad que valió la pena y les aleccionó algo a los colombianos? Lo dudo. Los que entregan las armas se justificarán, tendrán argumentos de sobra para explicar sus acciones durante tantos años. Sin embargo, esa paz para Colombia era una necesidad histórica.
Nosotros en Venezuela estamos entrampados. Buscando cómo salir del peor gobierno de la historia y sin instituciones que protejan a los ciudadanos. El Referéndum Revocatorio es una gran herramienta constitucional secuestrada por quienes deberían ayudar a utilizarla como recurso ante la crisis. Grave error.
La opción de estos tiempos para la oposición y el gobierno es dialogar y negociar. El daño está hecho. Hay que dejar fluir esta tragedia para evitar una mayor. Recuperar la democracia y salvar a la nación de un conflicto peor es un imperativo.
Esperamos que Venezuela no sea también una de las víctimas de los acuerdos de paz de Colombia. Que nuestro país no se convierta en el aliviadero de aquellos que sean incapaces de adaptarse a una nueva realidad sin guerra y que su estirpe de violencia no nos contamine más de lo que ya estamos.
@bernalette1