Terminamos nuestro último artículo sobre la visita de Barack Obama a La Habana diciendo que “lo que sí es seguro, es que estamos en un momento de“Ruptura Histórica, Turbulencia y Transición”, donde los cambios se producen a un ritmo y a una intensidad, que si bien no sea con la prontitud que muchos quieren, son indetenibles y abren una nueva era para Washington, para La Habana, para la región y para el Mundo entero”; y sin duda alguna los hechos nos dieron la razón.

Al partir de ahora, la historia de la relación bilateral EEUU-Cuba, así como la geopolítica regional quedó dividida en un antes y un después. Definitivamente Obama con su visita echó abajo los últimos vestigios de la Guerra Fría en América Latina y dejó “a más de uno” -y no me refiero precisamente a Raúl Castro-, descolocados y obligándolos a estar a la altura de los tiempos: O se adaptan o perecerán.

Obama fue a La Habana con una estrategia bien clara: la Guerra Fría ya acabó, por ende los embargos y atacar las amenazas por la fuerza de las balas, de las invasiones y del enfoque de seguridad tradicional ya quedó caduca. Ahora estamos en la Era de la Globalización, de la Interdependencia Compleja, del Internet y del papel protagónico del Individuo como actor de las Relaciones Internacionales, por consiguiente, la forma de derrocar una autocracia no es aislándola, -ya que ello hace que el único discurso que existe y que la gente escucha es el de los autócratas-, sino muy por el contrario es integrándolas más a la “red o tela de araña de Nye y Keohane”; para de ese modo competir en el terreno de las ideas y por ende, la gente pueda elegir y solventar soberanamente su futuro.

Esa es la Revolución que fue a llevar Obama a La Habana. Habló de Martí, de hablar y decir la verdad con honestidad; habló de Martin Luther King –su gran inspiración- al decir que “no debemos ser presa ni estar atrapados por el pasado, sino avanzar al futuro con creatividad”. Más importante aún Obama le habló a quienes constantemente están insatisfechos con el statu quo, es decir, le habló a los jóvenes, quienes quieren un futuro mejor, para que fueran irreverentes como él lo está siendo frente al establishment en EEUU, un país que en estos momentos dijo: “tienen a un Presidente Negro, y en la carrera a la Casa Blanca por los Republicanos hay dos Cubano-Americanos y por los Demócratas una Mujer y un Demócrata Socialista… Algo impensable en los años 50 del siglo XX, pero que sólo es posible por el espacio que deja al cambio una Democracia”.

Sin duda, un discurso revolucionario. Una revolución “pasiva” con Soft Power, y el desarrollo de una percepción benevolente y humilde, del Presidente de la mayor potencia global.

Obama vendió –aunque sin expresamente pretender imponerlo- liberalismo en La Habana, mostrando la necesidad de realizar elecciones, de permitir la libertad de expresión, información y pensamiento; de no generarse ningún tipo de detención arbitraria, y mucho menos si es por expresarse en contra del gobierno de turno, sino más bien abogó por los avances que se pueden lograr en una sociedad democrática producto de las protestas, del debate permanente de ideas, y hasta citó a Nelson Mandela y su lucha contra el Apartheid en Sudáfrica.

En fin, el Presidente de EEUU nos dio, junto a Raúl Castro una demostración de lo que es “Negociar desde el método de Spill Over” –cascada-; donde ambos hicieron referencia a ver, no lo que los separaba –que es mucho por cierto- sino más bien hacer énfasis en lo que los unía. Así, se llegó a acuerdos en términos de inversiones, de interconexiones de internet, marítimas y de correo, y hasta hubo un juego de beisbol entre los Rays de Tampa Bay y la Selección de Cuba; no sin antes poner en una situación incómoda a Castro con el tema de los Presos Políticos y los Derechos Humanos, en vivo y en directo frente al mundo entero; ya que “Si hay presos políticos y se me dan los nombres… Esta misma noche están libres”… Y todo, sin tiros, sin Bahía de Cochinos. Simplemente con la fuerza de la opinión pública global y el poder de los compromisos…

Si Castro quiere que el proceso continúe, debe cumplir su palabra, si no, someterse al escarnio global. Obama nos ha demostrado que para lograr cambios a veces es necesario ceder para que la contraparte ceda.

Hay que hacer dos reflexiones finales de este viaje. Uno respecto al tema de las falencias estructurales del Sistema Internacional actual y uno respecto a Venezuela y su situación interna.

Respecto al Sistema Internacional actual, más allá de que la Anarquía fenezca producto de la Interdependencia compleja, muy por el contrario, pareciera que se afirma, dándole la razón a aquellos que indican que estamos en“un regreso a las tendencias del Realismo Político Clásico”. Eso lo pudimos ver cuando en la rueda de prensa Castro-Obama se tocó el tema del cumplimiento de los Derechos Humanos, y como los Estados los cumplen o hacen énfasis en algunos de ellos de acuerdo a su cosmovisión y a sus intereses.

Todo esto reafirma la idea de la necesidad de que para su respeto cabal y el de otros valores universales, hoy más que nunca es necesario desarrollar“Regímenes Internacionales” (definidos estos como normas, principios y valores) para fomentar el cambio en paz, que ya que no existe una estructura coercitiva centralizada que los haga cumplir y respetar a semejanza del Estado; ello sólo puede ser posible conectándolos con los intereses más sentidos por gobiernos y pueblos, para de ese modo, elevarles el costo de evadirlos.

Y respecto al tema Venezuela, creemos que junto al proceso de Paz en Colombia, fueron los temas de “Alta densidad” de la reunión, y que de manera conjunta, ambos Presidentes decidieron no darle salida pública para no incrementar el nivel de ruido que pueda entorpecer su evolución. No obstante, reafirmamos nuestra opinión de que estamos en un “Ajedrez Geopolítico” entre EEUU y Cuba, y la moneda de cambio sea la Revolución Bolivariana venezolana, en pos de que el gobierno de la isla interceda a propiciar una transición pacífica, democrática y constitucional en nuestro país –ya que Raúl es un interlocutor válido y confiable para Maduro y la élite gobernante de la Revolución Bolivariana-, como muestra de “Buena Voluntad” que abone la cooperación entre Washington y La Habana.

Lo que si podemos agregar es que si creemos que la estrategia para generar un cambio geopolítico en la región por parte de Obama contra las “Autocracias Competitivas”, no será precisamente las de los bloqueos o los aislamientos, muy por el contrario, estamos convencidos que la estrategia será la de mayor interconexión y presión internacional respecto de lo que pasa dentro de dichos regímenes.

Por ello Obama habló con Castro, y luego con Macri, para sacudir geopolíticamente la región, primero por El Caribe y luego América del Sur en una suerte de “Revolución en pinzas”. Mientras tanto, Maduro debiera, si quiere el bien de Venezuela y su supervivencia en el poder y por encima de eso, del Socialismo del Siglo XXI como legado de Chávez; generar para si un repliegue estratégico y adaptarse a los nuevos vientos. Amanecerá y veremos.

@carlosjrlunar

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