La geopolítica se ocupa del estudio de las causas espaciales de los hechos políticos y de sus futuros efectos. Se nutre de disciplinas como la historia, la geografía descriptiva y la  geografía política, entre otras. Por lo que el verdadero Estadista debe estar consciente de ello para evitar situaciones peligrosas a su país. Venezuela enfrenta un drama geopolítico con Guyana. Gracias a esta revolución, a su líder fundador, junto al presidente obrero, nos encontramos ante la posibilidad de perder territorios y el respeto internacional. Ya lo hemos dicho hasta la saciedad: el Esequibo, es emblemático. A Venezuela, particularmente a la civilista le costó que Gran Bretaña aceptase nuestras razones. Luego, Guyana, heredó esta situación. Nuestros reclamos están ahí. A pesar de algunas indecisiones: la rebelión del Rupununi como la idealista postura: el Protocolo de Puerto España, Venezuela siempre promovió su recuperación. Hubo negociación diplomática. En diplomacia, como en palacio, las cosas van despacio. Eran los tiempos de buscar una solución. Hoy éstos, están ausentes de la agenda exterior venezolana.

No quiero parecer mezquino. El gobierno actuó, pero, lo hizo tarde. Lo ha debido hacer 16 años atrás. Hoy, éste se cubre con el manto patriótico y asocia la reclamación a su  gestión. Tampoco voy a entrar en consideraciones cartográficas, sino a invocar directamente los elementos vitales para Venezuela. Venezuela debe abandonar ese lenguaje ideologizado. Es el interés nacional. No se trata, como dicen algunos: la culpa es del hoy presidente Granger y la ExxonMobil que le manipula. Eso es una explicación simplista, pues todos los guyaneses mantienen una misma postura: defender ese territorio heredado por Gran Bretaña.

Hemos dicho que Venezuela debe prepararse para enfrentar el desafío de recuperar definitivamente ese territorio. Pero, primero debe cambiar la política exterior. Durante el periodo civilista- democrático, ella fue estructurada en el idealismo político: fijó sus posturas sólo en el terreno diplomático. Hoy la realidad ha cambiado y se requiere un cambio de timón hacia una postura acorde con el realismo político. La añorada “solución práctica” es posible si tuviésemos una dirección asertiva y no ideologizada. Venezuela, no debe repetir lo que ha hecho durante un siglo. Para ello hay que observar el interés nacional como la suma de los intereses y valores de todo el país, nunca de una ideología trasnochada, de una secta, o de un individuo, por demás endiosado. El interés nacional significa maximizar los beneficios y minimizar los sacrificios a la sociedad. Hay que evitar mayores sacrificios al país. La pérdida del Esequibo, es uno de ellos.

@eloicito

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