El Mundo al instante – Por Carlos Romero
Se ha puesto de moda en la oposición venezolana internacionalizar la política. Ante el menguado panorama interno, no queda más remedio que recurrir a la ayuda de los amigos y amigas allende de los mares y fabricarles una caja de resonancia para que ellos puedan evaluar negativamente la gestión gubernamental, especialmente en los temas de petróleo y de derechos humanos y para que se conviertan en una avanzada eficaz, con el fin de sensibilizar de alguna forma a la opinión pública mundial.
Las declaraciones, comunicados, artículos y reportajes sobre estos temas y las giras mundiales de algunos miembros de la oposición también tienen como objetivo final llamar la atención sobre lo que está pasando por una vía externa, más abierta y más funcional y con menos amenazas y advertencias.
No es fácil lograr esta misión y ese cometido, dado el fraccionamiento del globo terráqueo, pero lo de afuera es un espacio útil en el momento en que en efecto los precios del barril de petróleo venezolano no arrojan los mejores resultados, la nación experimenta un deterioro económico y social y se restringen sin piedad y sin reservas la vida democrática y el debate de las ideas.
El Gobierno no se queda atrás en eso de recorrer el Mundo al instante. Lo vimos recientemente a raíz de la elección de Venezuela para ocupar un asiento como miembro no permanente y en representación de América Latina y El Caribe en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El oropel alrededor de la noticia y la vuelta que se le dio a un acto rutinario y procedimental demuestra que también en el lado oficialista se aspira a competir en ultramar; eso sí, con bombas y platillos.
Pareciera entonces que estamos frente a un espacio importante y renovado en donde chocan dos narrativas diferentes sobre lo que está pasando en el país, que al formarse con base en unos cánones tan polarizados reflejan la testaruda realidad de una manera bastante simple y distorsionada. ¡Qué lástima!
Publicado originalmente en El Universal