UNASUR en Venezuela: Balance inicial – Por Kenneth Ramírez
La Comisión de Cancilleres de la UNASUR designada en la “Resolución N° 02/2014 sobre la Violencia en Venezuela” del pasado 12 de marzo, para acompañar, apoyar y asesorar un diálogo político “amplio y constructivo” orientado a “restaurar la convivencia pacífica en Venezuela”, ha finalizado su primera visita.
Muchos no esperaban resultados tangibles debido a los intereses y afinidades ideológicas de los países que conformaban el grupo. De hecho, la no asistencia de los Cancilleres de Perú, Chile y Paraguay fue percibida como un mal comienzo, ya que concentraba aún más el peso de los países aliados del gobierno venezolano. En particular, resultó impactante la ausencia del Canciller chileno Heraldo Muñoz, quien prefirió excusarse con reuniones en La Haya y evitar el tema Venezuela, al ser divisivo en la coalición “Nueva Mayoría” que apoya a la Presidenta Bachelet.
El Presidente Maduro se apresuró a dar una calurosa bienvenida a la UNASUR aunque manifestó que la oposición venezolana no quería diálogo; mientras los líderes de la MUD y los miembros de la sociedad civil se mostraron cautos, aunque señalaron que aprovecharían la ocasión para presentar sus argumentos. En consecuencia, al ser las expectativas de partida de bajas a moderadas, los resultados positivos alcanzados resultan gratos y sorpresivos. Veamos.
En primer lugar, la redacción del “Comunicado de la I Reunión de la Comisión de Cancilleres de la UNASUR” publicado al final de la visita este 27 de marzo, es bastante moderada y equilibrada tomando en cuenta la gran polarización política existente, el despliegue de dos narrativas ideológicas sobre los acontecimientos en Venezuela –incluso el Presidente Maduro señaló a tres generales de conspirar para un golpe militar el primer día de la visita-, y los citados intereses en juego. En este sentido, cabe destacar la participación altamente profesional de la Canciller colombiana María Ángela Holguín con todo su conocimiento de negociaciones de paz, y la posición ecuánime del Canciller uruguayo Luis Almagro.
En segundo lugar, tras describir el conjunto de reuniones que sostuvo la Comisión con los diferentes sectores del país, recoge los puntos de consenso mínimo que constató en todos los actores: 1) Disposición al diálogo y necesidad de moderar el lenguaje para “generar un ambiente” que favorezca las conversaciones; 2) Firme rechazo a los actos de violencia; 3) Condena a cualquier tentativa de ruptura del orden constitucional; 4) Compromiso con el respeto de los Derechos Humanos.
De aquí se desprenden tres aspectos positivos. La constatación de la existencia de una crisis política en Venezuela bastante peligrosa. El reconocimiento de la MUD como un actor político legítimo y respetuoso del marco constitucional. Y por último, la necesidad de dialogar y deponer la violencia en todas sus formas como elemento central para pasar de un peligroso escenario conflictivo en un país polarizado hacia el diálogo y reconocimiento para una nueva gobernabilidad. Todo lo cual no resulta baladí al venir de gobiernos aliados del Presidente Maduro.
En tercer lugar, reconoce la disposición del Presidente Maduro a asumir un conjunto de recomendaciones realizadas por la Comisión de Cancilleres que curiosamente no menciona el Comunicado –pero que se habrían presentado el pasado 26 de marzo en una reunión nocturna en el Palacio de Miraflores-, y a continuación sólo apunta específicamente que “celebra la voluntad de acordar un testigo de buena fe que facilite el diálogo entre las partes”. Asimismo, expresa la disposición a dar seguimiento al proceso de acompañamiento a través de un grupo de Cancilleres que tampoco señala; y agrega que la Presidencia pro-témpore -en manos de Surinam- presentará un informe detallado.
Por declaraciones del Presidente Santos, trascendió que serían tres los cancilleres que darían seguimiento –extraoficialmente fuentes diplomáticas han señalado a los Cancilleres de Colombia, Brasil y Ecuador. Mientras que por declaraciones del propio Presidente Maduro trascendió que aceptaba no sólo la presencia de este grupo de cancilleres sino la designación del testigo de buena fe para facilitar el diálogo, mencionando expresamente al actual Secretario de Estado del Vaticano y Ex-Nuncio Apostólico en Venezuela, Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin, de cualidades diplomáticas extraordinarias y gran conocimiento del país.
Además, aunque el Comunicado no proporciona mayores detalles, el Presidente Santos también dijo que el Presidente Maduro “aceptó las condiciones para el diálogo que dio la MUD”, las cuales estarían dentro de las recomendaciones de los Cancilleres. Por su parte, el Presidente Maduro señaló “que no acepta condiciones ni agenda previa para dialogar”, pero lo cierto es que ha dado su asentimiento para nombrar el testigo-facilitador y para moderar la diatriba política, al tiempo que ha empezado a dar otros pasos que reafirman lo dicho por el Presidente Santos.
De hecho, fue creado el Consejo Nacional de Derechos Humanos a sugerencia de la Canciller Holguín, que siguiendo el modelo colombiano, servirá como plataforma de diálogo, coordinación de políticas, monitoreo y seguimiento de la situación de los Derechos Humanos en Venezuela entre todos los poderes públicos, representantes políticos y organizaciones no gubernamentales. Interesante decisión de cara a la investigación imparcial de los actos violentos y excesos represivos de los cuerpos de seguridad –incluida las graves denuncias de tortura-, la liberación de los presos políticos y estudiantes aún detenidos, anulación de juicios de criminalización de la disidencia, así como el desarme de los colectivos y el cese de los ataques a la libertades de expresión, información y manifestación.
Por otra parte, el Presidente Maduro anunció que la Asamblea Nacional iniciará el proceso de designación de las autoridades con mandatos vencidos, entre los que se encuentra el Contralor, tres Rectores del CNE y varios magistrados del TSJ, lo que también puede leerse en el contexto de las recomendaciones de la UNASUR.
En conclusión, se ha iniciado positivamente el proceso de acompañamiento de la UNASUR al diálogo en Venezuela. De ahora en adelante, el testigo-facilitador y la troika de Cancilleres de la UNASUR como mecanismo coadyuvante y de seguimiento, tienen el reto de realizar una labor creíble, imparcial y efectiva.
En todo caso, el rol de Brasil será fundamental en la posibilidad de llevar al gobierno venezolano hacia un diálogo real para la transición hacia una nueva gobernabilidad democrática, por lo cual el resto de la Comunidad Internacional debe impulsarle para que ejerza un liderazgo claro tras bastidores que permita la consecución de resultados substantivos –entre ellos que el Presidente Maduro siga el modelo brasileño, en lugar del modelo cubano-, ya que cualquier fracaso o cierre en falso de esta crisis no resulta ni viable ni duradero en una Venezuela pos-Chávez y en plena crisis económica. Recordemos que para el gobierno venezolano, Brasil es la diferencia entre paralizar la OEA y tener cobertura diplomática legítima, o paralizar la OEA y quedar aislado en el Hemisferio.
@kenopina