Multilateralismo y Salud Global (I): una mirada reflexiva – Por Mirna Yonis
La reciente fecha del 07 de abril, del Día Mundial de la Salud y del 73 Aniversario de la OMS, así como la Semana Mundial de la Inmunización (24 al 30 de abril) son referencias propicias para hacer un ejercicio reflexivo que tome en cuenta el contexto de pandemia que priva desde hacer un año debido a la emergencia del COVID-19 y en nuestro caso para conectarnos con una de nuestras líneas de trabajo del multilateralismo y organizaciones internacionales.
Los cambios en las relaciones internacionales en el siglo XXI se torna una afirmación bastante frecuente. Puede parecer generalista, y si bien puede tener sus variaciones según la perspectiva teórica y metodológica con la cual lo abordemos, es innegable en lo empírico-analítico. Parte de esos cambios se refiere a la naturaleza de los actores, su interacción y los procesos de negociación y/o conflicto que han desbordado, sin eliminar, los tradicionales límites de la relación intergubernamental; una combinación de lo transnacional y lo global. Esto nos involucra en la línea temática que atendemos desde hace algunos años. El multilateralismo en sus nociones más tradicionales, concebido como la asociación de tres o más Estados con intereses comunes, aunque sus relaciones no fuesen armónicas, va quedando como un recurso teórico metodológico comparativo y analítico de las relaciones internacionales. Los cambios en este campo se destacan en la diversidad de manifestaciones, sistemas institucionales y dinámicas del multilateralismo, la naturaleza de los actores e interlocutores que participan, los procesos de toma de decisiones –incluyendo la negociación-, las agendas y temas que se construyen-, pero también en las características particulares que adquiere la Diplomacia multilateral de nuevo tipo –incluyendo Diplomacia Digital, Corporativa, Ciberdiplomacia. Esto no es exclusivo del multilateralismo pero es lo que asomamos en esta oportunidad.
Ahora bien, el contexto actual nos obliga a referirnos al multilateralismo de la salud, el cual tiene sus bases en el Sistema onusiano, encabezado por la organización Mundial de la Salud (OMS), creada en 1948 y que constituyó en su momento el marco institucional de la Cooperación Internacional de la Salud, acompañado de los organismos regionales respectivos.
La OMS nace con la trilogía onusiana de una Asamblea Mundial de Salud, un Consejo Ejecutivo y un Secretariado -con la figura de un Director General- pero su estructura operativa fue cambiando a lo largo del tiempo, particularmente en la última década del siglo pasado y de manera más concreta en las dos décadas del siglo XXI, derivando en una suerte de arquitectura multicéntrica de la Cooperación Internacional de la Salud. Es lo que se conoce como Gobernanza, ese proceso dinámico de construcción institucional de un multilateralismo complejo, en los distintos temas que componen la Agenda Global. En este caso, la Gobernanza Internacional y Global de la Salud.
Si bien las emergencias y pandemias son dos elementos de agenda de Salud Global, las decisiones intergubernamentales, en materia sanitaria de prevención y cooperación internacional, se tornaron complejas. Ya no solo se trata de la diatriba política de los antagonismos de los países participantes, en el juego geopolítico – incluso la más reciente confrontación China-Estados Unidos y el consecuente anuncio de retiro de éste último por el entonces Presidente Donald Trump (7 julio 2020) y el más reciente anuncio de retorno luego de la toma de posesión de Joe Biden a la Presidencia de este país-; nos referimos a otros aspectos como los diálogos sobre las prioridades en el desarrollo de las investigaciones, las vacunas y medicamentos; la inversión de las empresas farmacéuticas, las fuentes de financiamiento de lo banca de desarrollo internacional y regional, y de actores e instituciones corporativas de negocios y filantrópicas, dibujan una cartografía de elementos de la cooperación al desarrollo sanitario de tipo estratégico. No podemos dejar de mencionar el impacto y aprendizajes dejados por pandemias recientes más “controladas” como el VIH/sida, SARS, Influenzas, y las huellas culturales, educativas y socioeconómicas en la definición de políticas públicas para la seguridad sanitaria como garantía de los derechos Humanos y su transversalidad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.
A estos elementos, nada exhaustivos, le añadimos el impacto del COVID-19, resultando un panorama complejo del multilateralismo en materia sanitaria, como objeto de estudio. Vale la pena señalar las palabras que señaló la Canciller de España, Arancha González (15Abril de 2020) “No cabe duda de que estamos juntos en esto. Y pone de manifiesto que una cooperación más estrecha en salud pública global es el catalizador para el multilateralismo que necesitamos”. Quizás con ello, fuera de un marco académico y mucho más de aspiración ciudadana, pudiésemos apostar por participar y no solo observar la construcción de una nueva estructura institucional de política global en salud.
@mirnayonis