Hacia una Política Exterior nueva, diferente y superior – Por Rajihv Morillo Dager
La Política Exterior es uno de los ámbitos de acción de un país, en este caso la actuación hacia los otros países y las organizaciones internacionales. Hasta hace más o menos un siglo la Política Exterior se consideraba totalmente separada de la Política Interior, por lo que un Estado podía tener una visión y tratamiento de sus problemas domésticos muy diferente a los problemas internacionales; también regía la denominada “ Diplomacia secreta” en la que una serie de Estados se coaligaban por medio de un tratado que tenía clausulas confidenciales y desconocidas (generalmente sobre asuntos militares) para los otros Estados por fuera de tal tratado. Esto quedó prohibido después de la Primera Guerra Mundial con la creación de Sociedad de Naciones, con la idea de poner fin a las carreras armamentistas y la guerra.
Para Venezuela la Política Exterior ha sido un espacio de acción ambivalente en cuanto a su dedicación e importancia para los fines del Estado, durante el siglo XIX después de 1830 lo primordial era obtener reconocimiento internacional a la independencia, establecer las fronteras y lograr acuerdos comerciales; lo primero se logró, lo segundo no tanto y lo tercero fue de alcance parcial porque no recibimos las inversiones anheladas ni fuimos capaces de ser grandes proveedores, pese a que los productos agropecuarios como el cacao o el café eran de alta calidad. De manera que nuestro país siguió siendo un lugar remoto y relativamente desconocido para el mundo desarrollado, hasta la aparición del petróleo en el siglo XX cuando todo esto cambió significativamente, al no ser ya un país rural y semi aislado sino que entramos en el radar de la economía y la estrategia internacional, eso se comprobó durante la Segunda Guerra Mundial en la que el petróleo venezolano proveyó alrededor del 60% del combustible para barcos, aviones y tanques aliados; también en aquellos tumultuosos años la Cancillería venezolana estuvo dirigida por quien en mi opinión fue el mejor Ministro de Relaciones Exteriores del siglo XX, el Doctor Caracciolo Parra Pérez, también fueron los años de los primeros viajes al exterior de un Jefe de Estado venezolano desde los días de la emancipación, con el General Isaías Medina Angarita quien viajó a Estados Unidos y los países Bolivarianos.
Los venezolanos siempre hemos considerado el cargo de Canciller de la República como uno de los mas importantes dentro del gobierno, pero en buena medida las funciones, deberes, conocimientos y valor para la vida pública nacional de tan alto cargo y la institución que representa han sido incomprendidos , ignorados o vistos con indiferencia, de esto se deriva que decisiones, problemas o necesidades no sean atendidas adecuadamente; esto no quiere decir que todo haya sido negativo o no se ha hecho nada ( la promoción de la democracia en Latinoamérica a partir de 1958 fue notable, o mantener la Posición Oficial por décadas de no acudir a instancias internacionales para resolver disputas fronterizas también), sin embargo salvo casos o momentos excepcionales la diplomacia venezolana ha estado fuera de la atención de la opinión pública y de los programas de políticas públicas de los partidos, o al menos ocupan un espacio marginal. Es innegable que los asuntos internacionales en el siglo XXI tienen una trascendencia enorme para la ciudadanía, las empresas, las fuerzas armadas y los gobiernos, en los que temas como el cambio climático, los derechos humanos o el terrorismo son de escala planetaria, por ende hay que estar a la altura de las circunstancias de nuestro tiempo.
Debemos ser conscientes que una vieja falla estructural de la Política Exterior de Venezuela ha estado en ser reactivos e improvisadores, es decir, en que se hace algo positivo y todo lo demás se hace mal, o se hace una cosa bien y luego no se hace nada, también Venezuela en gran parte de su historia ha tenido una acción internacional que responde más a la visión e intereses de sus respectivos gobiernos que a los supremos intereses del Estado, a diferencia de Itamaraty en Brasil por citar un caso conocido además de cercano, aunque los venezolanos hayan hecho esfuerzos para lograr una Política Exterior de Estado sobre todo durante la democracia. Es por eso que el COVRI recientemente publicó, partiendo de un concienzudo análisis de nuestro país y el mundo actual, un plan para formular una nueva Política Exterior que sirva a los intereses permanentes nacionales y a los ciudadanos venezolanos; en ese sentido considero necesario contribuir al debate con algunas ideas para crear una Cancillería nueva, diferente y superior:
- Planificar la Política Exterior desde un punto de vista pragmático y realista, a sabiendas que el resto del mundo se comporta de tal forma, dejando a un lado el acostumbrado idealismo y el factor ideológico.
- Revisión minuciosa de todos los convenios y demás obligaciones internacionales firmados por Venezuela en las ultimas dos décadas, evaluando su legalidad y conveniencia para la nación.
- Promover una “Alianza Hispánica” de estilo similar a la Commonwealth en la que España, Argentina, Guatemala y Venezuela se apoyen mutuamente en sus respectivas reclamaciones territoriales, fronterizas y de soberanía que poseen idéntico origen; tal cual hacen los miembros de la mencionada Mancomunidad británica con Guyana, Belice y Gran Bretaña.
- Es indispensable crear un postgrado en “Geopolítica y Fronteras” que sea coordinado entre el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual y el Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional. La razón fundamental de esta idea es que Venezuela tiene una serie de problemas no resueltos en sus 4 puntos cardinales, por ende necesita de expertos formados en estos asuntos que actualmente son cada vez menos, además es necesario generar publicaciones al respecto para establecer una doctrina en la materia tal como la tienen Colombia o Brasil, así como en los diversos temas de la diplomacia mundial y política externa venezolana, en los que debe decirse que hay aportes, pero aun es mucho lo que falta por escribir.
- En relación con lo anterior, es vital plantear una verdadera Política de Fronteras de la que siempre hemos carecido, donde se haga una profunda reforma a la ley existente, abarque varias instituciones a nivel nacional y regional ya que se trata de una problemática que implica simultáneamente a la política interna con la externa, de manera que sería positivo retomar lo que fue el Consejo Nacional de Fronteras, para ser un ente encargado de integrar a distintas las distintas instituciones involucradas en la cuestión fronteriza (MRE,MRI, PDVSA, Fuerzas Armadas, gobernaciones , etc.), ese nuevo CNF no sería un ministerio adicional ya que sería crear más burocracia (aunque quien lo lidere debe tener rango de Ministro) sino un ente más pequeño y ágil que pueda tener impacto real en las zonas fronterizas.
- Desarrollar una Política Consular para la atención y vinculación permanente con los venezolanos en el exterior, en este sentido debe aumentar su importancia para la Casa Amarilla creando un viceministerio dedicado a tan complejo asunto en el que se simplifiquen trámites, se aumenten el número de consulados, se provean nuevos servicios, entre otras cuestiones.
- Redactar una nueva Ley de Servicio Exterior usando como base la de 2001, en la que sean incluidas personas de la antigua Cancillería, del área vinculada a las Relaciones Internacionales pero que no han sido diplomáticos (provenientes del ámbito académico, empresarial, ONG´s y de organizaciones internacionales), así como darle oportunidad a las nuevas generaciones que vienen emergiendo en los últimos años. Esto enriquecería mucho al MRE porque contaría con personal diverso y experimentado en varios temas, donde el patriotismo sea la primera cualidad del diplomático venezolano porque se trata de una carrera al servicio de Venezuela.
- Buscar inversiones foráneas que ayuden a desarrollar el enorme potencial venezolano en todos sus ámbitos , así como promover la exportación de productos venezolanos con el objetivo de lograr una “diplomacia comercial” como lo ha hecho Chile; en este sentido debe recordarse que uno de los brazos de la Política Exterior lo constituyen las empresas por su función económica-comercial aunado a lo tecnológico donde el intercambio, las inversiones y las exportaciones son factores centrales en el desarrollo nacional. Vinculado a esto es imprescindible configurar una Marca País que contribuye con todo lo mencionado anteriormente, además de atraer turistas y mejorar notablemente la imagen de Venezuela en el mundo, que en estos momentos es muy negativa.
- Los países fronterizos, vecinos como Estados Unidos y Cuba, las naciones miembros de la OPEP, Rusia, China y España que es el enlace entre nosotros con la UE, tienen que ser una prioridad en la nueva diplomacia venezolana ya que son claves para reestructurar al Estado venezolano en los aspectos político, financiero-comercial, migratorio, militar, petrolero y de cooperación al desarrollo. También debe ser prioritario lograr un mayor acercamiento entre Venezuela y las organizaciones internacionales de las que forma parte, empezando por la ONU en la que haya más participación venezolana a través de Cascos azules, convenios con la UNESCO, programas de financiamiento del FMI, proyectos específicos con el BM, de igual manera siendo activos en cuestiones que nos afectan profundamente como: Derechos Humanos, narcotráfico, lavado de activos, terrorismo y demás actividades ilícitas; buscando además plantear a mediano plazo en conjunto con otros países un plan de reforma viable al sistema de Naciones Unidas.
- El cambio climático es un problema que afecta al mundo entero, sin distinciones de países pobres o ricos, grandes o pequeños, con mar o no; Venezuela es un caso bastante singular al ser de dimensiones medianas, subdesarrollado, petrolero y megadiverso. De manera que tenemos que ser conscientes de ello al igual que el resto del mundo, por lo tanto nuestro país debe seguir dentro del Acuerdo de Cambio Climático de París para aprovecharlo con inteligencia, esto es, actualización tecnológica de la industria de hidrocarburos y la minería con la intención de reducir el impacto ambiental que ocasionan, uso cada vez mayor de energías renovables como la solar o eólica que dado el clima venezolano serían muy provechosas, permitir la presencia e incluso apoyo de Greenpeace en materia ambiental, promover la economía verde (el reciclaje como negocio rentable o el ecoturismo por ej.), en la que estas y otras iniciativas aumentarían la consciencia de la población sobre nuestros recursos naturales.
Es indudable que, para lograr todos los planteamientos arriba mencionados se requiere de: Seriedad, profesionalismo, constancia, visión de futuro, honestidad, patriotismo y consensos hechos con la amplitud que en el siglo 21 practican las democracias contemporáneas, quienes de forma conjunta entre el gobierno con las denominadas “Fuerzas Vivas” de la sociedad (Universidades, gremios, academias, empresas, ONG´s o ciertas personalidades involucradas en las RRII,) formulan las políticas públicas a corto, mediano y largo plazo; la política exterior es parte de ello, por lo que constituye un pilar principal en la construcción de una Venezuela nueva, diferente y superior a todo lo que conocemos.
@RMDager88