El pasado 28 de septiembre, los Ministros de la OPEP anunciaron un acuerdo provisional para limitar la producción en Argel. Después del fracaso para alcanzar un acuerdo de congelamiento en Doha en abril pasado, las declaraciones cautas de muchos funcionarios, y el aluvión de análisis pesimistas, el anuncio resultó un tanto inesperado. Empero, aún se requiere de mucha diplomacia para convertir lo alcanzado en un acuerdo definitivo que tenga impacto real en el mercado.
En buena medida ya se habían venido acercando las posiciones en los últimos meses, pero resulta destacable el rol del Ministro de Petróleo de Argelia, Noureddine Boutarfa, que como anfitrión hospedó a sus homólogos en dos pisos del paradisíaco Sheraton Club des Pins Resort y fungió como mediador en medio de intensas consultas previas. Esto facilitó que se alcanzara un acuerdo en la reunión sostenida al margen de la 15° Reunión Ministerial del Foro Internacional de Energía celebrada en el Centro Internacional de Conferencias de Argel, que se transformó así en la 170° Reunión Extraordinaria de la OPEP.
La OPEP acordó fijar un rango de producción colectivo entre 32,5 millones de barriles diarios (MMBD) y 33 MMBD con el propósito de acelerar el reequilibrio del mercado, encargando a un Comité de Alto Nivel estudiar la forma en que se implementará este acuerdo para cada Estado Miembro, así como un marco de consultas con los países No OPEP. Las primeras consultas entre países OPEP y No OPEP se están realizando esta semana al margen del 23° Congreso Mundial de Energía en Estambul, donde el Presidente Putin ha realizado comentarios favorables sobre la posibilidad de unirse al acuerdo. La versión definitiva del mismo debe ser aprobada en la 171° Reunión Ministerial de la OPEP que se realizará en Viena el próximo 30 de noviembre. Es decir, estamos ante un acuerdo provisional de la OPEP que implicaría un recorte de entre -0,7 MMBD y -0,2 MMBD respecto a los niveles colectivos récord alcanzados en agosto –posible primer recorte OPEP en 8 años-, pero aún no está claro la fuente estadística que tomarán como referencia -cuestión de máxima relevancia dada la discrepancia en algunas cifras- y lo más complejo: como se distribuirá para cada país. La OPEP no tiene cuotas nacionales desde 2011, y mucho ha cambiado desde entonces: la producción de Venezuela se ha desplomado, la de Irak ha aumentado, Irán sufrió y superó el impacto de las sanciones internacionales, la producción de Libia no se ha recuperado tras la caída de Gaddafi, la producción de Nigeria encara sabotajes de insurgentes del Delta del Níger y las petro-monarquías han llenado los vacíos.
Extraoficialmente, se ha señalado que Arabia Saudita recortaría 442 mil barriles diarios (MBD), Emiratos Árabes 155 MBD, e Irak 135 MBD. Irán congelaría su producción en 3,7 MMBD, mientras que Nigeria y Libia quedarían fuera de la medida, ya que sus industrias buscan recuperarse. En consecuencia, Riad estaría dispuesta a recortar sólo su variación de producción estacional, es decir, el aumento que realizó en el verano para cubrir el pico de su demanda interna por el uso de aires acondicionados. Esto colocaría la producción saudita en los niveles de enero, que es en esencia, lo que había ofrecido en Doha en abril a cambio de un congelamiento de Irán. Ahora, Riad habría concedido a Teherán la posibilidad de congelar a un nivel ligeramente superior (+0,1 MMBD) al que tenía antes de las sanciones. No obstante, quedan varias incógnitas: ¿Realmente Irán se conformará con ese nivel de producción? ¿Qué nivel será fijado para Irak cuando su combativo Ministro de Petróleo, Jabbar al-Luaibi, ha señalado que la producción de su país está subestimada en 300 MBD? ¿Estará dispuesta Arabia Saudita a hacerle espacio a Libia y Nigeria si logran aumentar producción? ¿No debería Venezuela solicitar flexibilidad tras perder más de 300 MBD en los últimos meses?
Por otra parte, aunque se buscará que los países No OPEP sean parte del acuerdo de Argel, queda en duda cual será el nivel de producción acordado para Rusia, que acaba de alcanzar un nuevo récord en la era pos-soviética con 11,2 MMBD en octubre y que debería recortar -0,3 MMBD para retornar a los niveles de enero. La idea de incorporar a México y Omán no ha vuelto a considerarse.
Los precios han ganado 15% desde el anuncio del acuerdo de Argel, pero Citigroup estima que cualquier impacto duradero dependerá de lo que se concluya en Viena. Por su parte, Goldman Sachs considera que este recorte podría sostener los precios en 55 $/Bl en el mediano plazo, pero será inefectivo en el largo plazo porque estimulará la producción de esquistos en EEUU.
Los anuncios dejan entrever que Arabia Saudita ha hecho pequeñas concesiones, y está llevando a la OPEP a revisar la estrategia de defensa de cuota de mercado delineada a finales de 2014. La concesión a los productores de esquistos parece la más importante. A pesar de las pérdidas y quiebras, la caída de la producción de esquistos de EEUU ha sido mucho más lenta, la caída de los costos más dramática, y el apetito de la banca para seguir financiando más grande, de lo previsto. De hecho, las acciones de las empresas de esquistos subieron un 8,3% tras la noticia del acuerdo de Argel, y han aprovechado la situación para cerrar mejores acuerdos de cobertura (hedging) de precios para 2017. ¿Por qué Arabia Saudita, después de su intransigencia en abril, ahora es un poco más complaciente? Mayor moderación dentro de su dirección petrolera, el aliento de Rusia, la insistencia de los socios OPEP, temores ante la pérdida sostenida de ingresos y el aumento del malestar social pueden haber provocado este pequeño golpe de timón. Pero con los productores de esquistos listos para pasar al contraataque, Riad y la OPEP asumen un riesgo considerable al cerrar el acuerdo en Viena antes de una victoria decisiva en el mercado. ¿Y usted qué opina?
@kenopina